¿Pero quién es Christine? Esta cuestión, habitual en cualquier entrevista a los componentes del grupo cacereño que lleva más de cinco años esperándola, no tiene una respuesta unívoca. "En realidad, Esperando a Christine no se refiere a nada ni a nadie. Cuando Alberto (de la Rosa) y yo comenzamos a tocar, barajábamos varios nombres y al final elegimos éste al azar, porque íbamos a dar un concierto en mi pueblo y necesitaban saber cómo nos llamábamos", cuenta Antonio Mariscal, segundo miembro fundador.

Miguel Angel Gázquez y Alberto Gadella completan el cartel de este conjunto pop-rock que ahora busca en Christine "la oportunidad soñada, aquello que siempre hemos deseado". Y como, según cuentan, su sueño es vivir de la música, tal vez esa oportunidad llegue el próximo 15 de julio, cuando compartirán el escenario del Alkantara Rock con La Frontera, grupo más que consolidado a nivel nacional con el que los extremeños repetirán una semana después en el Fevalpop, en Valverde de Leganés.

Será esta vez o no, pero lo que sí tienen claro los chicos de Esperando a Christine es que en cuanto llegue su momento van a aprovecharlo al máximo. "Estamos sufriendo mucho para conseguirla, así que en cuanto llegue nuestra oportunidad nos agarraremos a ella como a un clavo ardiendo", afirman. Eso sí, lo que arde, por ahora, son sus ensayos, donde a las altas temperaturas de estos días se une el calor que transmiten los instrumentos con los que a duras penas entonan sus canciones bajo un techo de uralita.

Sin embargo, éste y otros esfuerzos, --como escuchar las semifinales del mundial en la radio de la furgoneta, camino de un concierto-- merecen la pena cuando se tiene ilusión. Y si algo sobra en esta "empresa pequeña y pobre" es, sin duda, ilusión. La que proporcionan los aplausos en los conciertos, grabar su primer CD, Perdón por el retraso --publicado en marzo de este año y del que ya han vendido más de 600 copias--, o instantes como el que compartieron con el Mono Burgos en Badajoz, que les invitó a comer tortilla a la vez que les enseñaba sus guitarras.

Como resultado, mucha ilusión, aunque también muchas decepciones. Desde que en el 2001 iniciaran su andadura, los miembros de Esperando a Christine se han llevado más de un chasco. No obstante, los conciertos suspendidos o las grandes expectativas de público que se reducen a unas decenas de espectadores no les impiden mirar al futuro con esperanza.

"Ultimamente, estamos haciendo cosas muy interesantes. Por ejemplo, la idea de tocar junto a La Frontera, un grupo mítico en los 80, nos tiene muy motivados", comentan. Así, poco a poco, parece que Christine se va acercando. Vamos con paso tranquilo pero seguro, intentando aprovechar cada ocasión, y éste es otro pasito más".