Te fuiste como tú querías, sin sufrir, rodeado de tus hijas.

Fuiste un buen padre y buena persona, de ello presumimos. Siempre tuviste un plato para dar de comer a quien se acercaba a tu mesa.

Gracias por habernos educado en principios y valores, la ética siempre estuvo presente en ti, y el concepto de familia que nos inculcaste (tan carente en la sociedad actual).

Tu afán en momentos difíciles era que tus hijas estudiasen, para ser personas de provecho el día de mañana (lo conseguiste).

Qué contento te ponías cuando nos reuníamos todos y organizábamos nuestras fiestas, las seguiremos haciendo y tú estarás presente en nuestras mentes y nuestros corazones. Qué alegría sentías con tus nietos y cuando Candela iba a tu casa y le cantabas, ahora te echará de menos.

Espero que desde donde estés intercedas por nosotros.

Un hasta siempre de tu hija.

Manuela Romero Martinez