Un chaval de no más de diez años entrevista al deportista más importante que ha dado Extremadura en los últimos años. Son las 17.55 horas en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Extremadura y el jugador villanovense de la NBA José Manuel Calderón se apresta a apadrinar la VIII promoción del centro universitario.

Calderón atiende con la misma o más cortesía al joven aprendiz de periodista que si éste fuera un todopoderoso jefe de deportes de un canal televisivo de Toronto. Le da igual. El, dice, está en una ciudad "muy especial" en su rutilante trayectoria en la élite, que ha visto durante años sus exhibiciones ante el Cáceres CB --club en el que inexplicablemente no militó, ni siquiera cuando aún era una promesa-- tanto con el Alicante, como en el Fuenlabrada como también en el TAU, su último y primer equipo en la ACB antes de dar el salto.

RECUERDOS ESPECIALES Calderón tiene mucha memoria, también para lo más lejano, pero para él más emotivo. "Casi me acuerdo más de cuando viene a Cáceres en infantiles o en cadetes, para jugar en Campeonatos de España", asegura el base de Toronto a este diario ante la curiosidad de alumnos y familiares que atestan el centro.

Con el decano de la facultad, Sergio Ibáñez, como guía y con la presencia del coordinador de Relaciones Instituciones de la Uex, Segundo Píriz, Calderón vive un auténtico baño de multitudes en el acto académico. Comienza el apadrinamiento en sí y el salón de actos se queda pequeño. Ibáñez insiste: el deportista es un "referente" para los ya licenciados y un ejemplo para todos sobre cómo triunfar en la vida, alabanzas a la que ya está acostumbrado el extremeño, pero que no por ello deja de aceptar con total naturalidad y exquisitez en sus modos: en momento alguno le falta una sonrisa y tampoco la pose para una foto para todo aquél que se lo solicita.

"No estamos en el mejor momento, pero esperemos que esto cambie", afirma cuando se le cuestiona sobre el baloncesto extremeño en la actualidad. "Hay gente que trabaja bien y las instalaciones son ahora bastante buenas, con lo que hay que esperar que esto pueda cambiar". Es más un deseo, el que expresa el deportista, que la propia realidad, y así lo hace intuir con un gesto. A sus 24 años, aún es joven para plantearse su futuro, pero ni siquiera descarta jubilarse en su región. "No sé qué haré cuando vuelva", dice. La duda se puede interpretar como una buena señal: él tiene claro que quiere triunfar en la NBA, algo de lo que ha dado buenas muestras en su debut en la mejor liga de baloncesto del mundo. Su equipo ha tenido una dinámica de perdedor, pero todos los que conocen a Calderón saben que él no se da por vencido nunca. Su carácter de ganador sobresale. Y así seguirá siendo.