Tres días después de la celebración del Domingo de Resurrección, Benedicto XVI quiso ayer avalar ante unos 40.000 asistentes a la tradicional audiencia pública que tiene lugar todos los miércoles en la plaza de San Pedro del Vaticano la naturaleza histórica de los hechos que han dado lugar a esa conmemoración. "La resurrección de Jesús de Nazaret fue un hecho real, histórico, testificado por muchos y acreditados testimonios", tal y como recoge la Biblia, proclamó el Pontífice.

Ratzinger centró ayer su discurso en esa reivindicación, "ya que en nuestro tiempo no falta quien intenta negar la historicidad, reduciendo la narración evangélica a un mito o una visión de los apóstoles", dijo. Y a continuación aclaró que la resurrección no fue para Cristo un simple regreso a la vida anterior, sino el paso a una dimensión de vida profundamente nueva "que implica a toda la familia humana".

El Papa, que hoy cumplirá 82 años, destacó la importancia que tuvo la resurrección para los testigos oculares de la misma, a los que les cambió la vida, y animó a los presentes a propagar el relato de unos hechos que presentó como incuestionables.