Benedicto XVI inició a primera hora de la tarde de ayer una visita de seis días al estado alemán de Baviera, donde nació y vivió hasta su juventud. El presidente alemán, el protestante Horst Köhler, al que acompañaba la jefa del Gobierno, Angela Merkel, le pidió, al recibirle en el aeropuerto de Múnich, un "impulso decidido al movimiento ecuménico", recordando que Alemania fue hace 500 años la cuna de la reforma evangélica. El Pontífice dijo que sus palabras le habían "alcanzado el alma", se salió del discurso preparado, y afirmó que hará "todo lo posible, con el corazón y el entendimiento," para favorecer el encuentro entre cristianos.

Tras la ceremonia, la comitiva de Benedicto XVI partió hacia el centro de Múnich, donde celebró un oficio religioso en medio de una multitud. El Papa tiene previsto recorrer hasta el próximo jueves los lugares donde discurrió su infancia y juventud, que incluye una visita a Marktl Am Inn, su pueblo natal, la universidad donde impartió Dogmática y la archidiócesis de la que fue arzobispo.

Este es el primer viaje del Papa alemán que no obedece a un compromiso previo adquirido por su antecesor .