El equipo veterano del Atlético de Madrid causó furor ayer en Cáceres. Cerca de 2.000 personas aguantaron el calor que azotó el campo de la Federación de Pinilla. Curiosa circunstancia es que acudió bastante más gente a presenciar el amistoso entre los clásicos de ambas entidades que el sábado al Príncipe Felipe en el decisivo encuentro de la fase de ascenso a Segunda B ante el Caudal. Este hecho no pasó inadvertido para el propio entrenador del Cacereño, José Manuel Santos, que llegó a afirmar: "Si hubiéramos tenido nosotros ayer el apoyo de toda esta gente...".

Multitud de aficionados acudieron a la llamada de jugadores que marcaron una época en Primera y Tercera División. Entre los rojiblancos se encontraban jugadores míticos como Milinko Pantic, Mami Quevedo, Gabi Moya o el guardameta Mejías. Los padres, entusiasmados de volver a ver en acción a los que fueran sus ídolos hace unos años, intentaban convencer a sus pequeños de que los jugadores que tenían delante eran "tan buenos o mejores que los actuales Fernando Torres o Kun Agüero".

Entre el sector femenino, unas atendían al partido, mientras que otras comentaban la crónica en rosa de los protagonistas. "Mira, mira, aquel de la banda es el marido de Cristina Tárrega...". Unas y otras parecían coincidir en el acierto de la presentadora televisiva a la hora de elegir pareja. En realidad, estas señoras indirectamente descubrieron la clave del 9-2. La mejor presencia física de los rojiblancos fue decisiva, al tiempo que también poseían mayor repertorio técnico.

No fueron pocos los aficionados que le pidieron las camisetas a los veteranos atléticos, pero todos ellos hallaron la misma contestación. "Nos dan una equipación y tenemos que usarla toda la temporada. No es oro todo lo que reluce", decía Moya.

El colegiado Fidel Valle Gil fue homenajeado, el abogado Vicente Montes casi termina lesionado, una joven recibió un balonazo en la cara... y todo ello en una jornada muy atractiva.