La nave Soyuz TMA-3 y el cohete lanzador que llevarán al espacio al español Pedro Duque fueron colocados ayer en la rampa de lanzamiento del cosmódromo Baikonur (Kazajstán), la misma desde la que partió Gagarin en 1961, a la espera de la autorización final para emprender el vuelo. De no mediar contratiempos, el astronauta europeo y sus compañeros de misión, el ruso Alexandr Kaleri y el norteamericano Michael Foale, partirán hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) a las 7.37 de mañana, hora española. La Agencia Espacial Rusa (Rosaviakosmos) procedía ayer a las últimas revisiones.

Los tres astronautas, que ya han terminado sus entrenamientos, tuvieron ayer un día de descanso. Según el portavoz del centro de preparación de astronautas ruso, Yuri Bogorodetski, no habrá cambios en el tradicional procedimiento de la despedida: los miembros de la expedición ofrecerán hoy una rueda de prensa y verán por la tarde la película rusa El sol blanco del desierto.

Duque será el titular de la misión Cervantes, que "contribuirá a internacionalizar aún más la ciencia y tecnología españolas", según describe la ESA. En cualquier caso, para colocar en órbita a Duque y subir a bordo una veintena de experimentos propios, España ha debido pagar 12 millones de euros, unos 2.000 millones de pesetas. Como las naves Soyuz aceptan tres astronautas y las actuales tripulaciones de la ISS están formadas por sólo dos, Rusia aprovecha el espacio disponible para alquilar el tercer asiento. Un acuerdo similar permitió los anteriores vuelos del italiano Roberto Vittori y del belga Frank de Winne, también de la ESA.

Duque tiene por delante una agenda muy apretada. Durante sus 10 días en órbita, el ingeniero dedicará 40 horas a realizar 23 experimentos, la mayoría financiados por universidades y organismos españoles. En biología destaca el llamado Ageing, cuyo objetivo es estudiar la actividad en microgravedad de las moscas de la fruta y los mecanismos del envejecimiento. Otro trabajo, de nombre Root, analizará la ausencia de gravedad en raíces vegetales. El Message se consagra a las bacterias, microorganismos indispensables para la creación de cualquier ecosistema espacial (por ejemplo, cultivos de hortalizas nutridas con materia orgánica procedente de humanos o animales). El Winograd, también con bacterias, pretende comprobar si podrían servir para degradar residuos y reciclar el agua en vuelos de larga duración.

El Cardiocog, el Rhytm y el BMI analizan los cambios en la respiración y la presión sanguínea, mientras que el SSAS y el CDS estudian el enrarecimiento del aire interior de la ISS. En cuanto a ciencias físicas, destacan el Promiss, sobre crecimiento de proteínas, y el LSO, sobre tormentas eléctricas.

Asimismo, el ingeniero pondrá a prueba un sistema de amarre para la tripulación que en vez de anclarse a los pies, como hasta ahora, se ajusta a las rodillas. Y, finalmente, también participará en actividades divulgativas con colegios y colaborará en el mantenimiento de la ISS, incluida la sustitución de filtros.