El príncipe Enrique a punto estuvo ayer de partirse la crisma al salir despedido del caballo con el que jugó su primer partido internacional de polo (foto). Al final, el regio accidente se saldó con unos rasguños. La realeza británica debería tener un plus de peligrosidad. El fin de semana, cuatro jóvenes con unas copas de más intentaron sin éxito burlar la seguridad del castillo de Windsor.