El gran congreso anual de la vela que es la Copa del Rey-Agua Brava acabó ayer con la ponencia Grandes desafíos de Palma: cómo seguir las regatas sin volver a casa con unas cuantas dioptrías de más. Tras siete días de oteos en el mar, el gran escaparate marino acabó ayer con pesca de altura. Los fotógrafos pescaron las últimas imágenes de Letizia y su visera --ayer, vestida con polo-regatista--, y tuvieron como premio un beso al viento que le lanzó el Príncipe. Felipe, por su parte, también faenó antes de que se suspendiera la prueba por cambios de viento, y volvió a puerto con el bronce del campeonato.

Con este botín (el Rey quedó cuarto), los Príncipes dan por cumplidos sus días de botavaras y paparazzi. Tras la reaparición de ETA y cara a la entrega de premios de la noche, donde se esperaba pleno real, el Náutico se desperezó con mayores medidas de seguridad: desembarcaron tres furgones policiales y, como medida extraordinaria, se registraron maleteros.

Los Príncipes empezaron ayer a preparar su equipaje para poner proa hoy a Madrid, antes de volar el domingo a la República Dominicana, donde el lunes irán a la toma de posesión de Leonel Fernández.

Desde que se casaron, Felipe y Letizia apuntan al guinness en horas de vuelo. Primero fue la gira nupcial que empezó en el parador de Cuenca y que, según topos internacionales, hizo escala en las islas Fiyi. Luego los Príncipes volvieron a Madrid e hicieron la ruta castrense de entrega de despachos militares.

OTRA MAS DE CANTONA La cabra tira al monte. Eric Cantona, exfutbolista de malas pulgas y actor en sus horas libres, la armó el sábado en Mallorca. Durante el partido de fútbol playa entre las selecciones de España y Francia, saltó a las gradas de mecanotubo para encararse con los espectadores. Antes, desde la arena, ya le había dedicado algunos gestos obscenos.

MAS PROTECCION David Beckham y su esposa, Victoria, han reforzado la seguridad en torno a su familia por miedo a que uno de sus dos hijos sea secuestrado. Según publicó ayer el Daily Mirror, la pareja teme por sus hijos Brooklyn, de 5 años, y Romeo, de 2, tras ser advertidos del riesgo de que pueden ser víctimas de bandas del crimen organizado de Madrid. A partir de ahora, seis preparados guardaespaldas armados velarán por su seguridad para evitar que les suceda algo malo.