"Hola, soy Natascha Kampusch, nacida el 17 de febrero de 1988". Así se presentó a la policía una joven de 18 años de la que nadie había sabido nada desde que el 2 de marzo de 1998, con 10 años, subió al coche de un desconocido cuando iba al colegio. Su caso provocó una conmoción en la sociedad austriaca hasta que pasó al olvido, como una más de las desapariciones sin resolver.

Tras la fuga de la joven, el pasado 23 de agosto, el hombre que la había mantenido en cautiverio durante estos ocho años, Wolfgang Priklopil, se suicidó tirándose a la vía del tren. Solo Natascha, en manos de médicos y que no ha querido volver con sus padres, que se separaron tras su desaparición, puede explicar qué sucedió durante los años en que estuvo cautiva. Cinco días después de su liberación, ya hizo pública una carta en la que matizaba algunas de las informaciones que se habían filtrado y ya mostró una sorprendente contención al referirse a Priklopil. En su escrito ya dejaba entender que pronto completaría su versión de los hechos.