Renfe difundió ayer una versión muy distinta de la que sostiene el jefe de circulación sobre los últimos minutos que desembocaron en la tragedia de Chinchilla. La compañía aseguró que el centro de mando de Valencia recibió la llamada de alerta de José Luis D. en el mismo momento en que se produjo el choque y que, por tanto, ya no se podía hacer nada. También aseguró que el talgo sólo tardó 1 minuto y 20 segundos en estrellarse contra el mercancías.

La empresa dependiente del Ministerio de Fomento ha llegado a esa conclusión tras realizar una simulación por ordenador de la aceleración del talgo durante los 1.800 metros que van de la estación al punto de choque. La media del tren en este trayecto habría sido, según el estudio, de 81 kilómetros a la hora, un "poco alta, pero no descabellada", según un maquinista consultado.

LLAMADA A LOS 30 SEGUNDOS

El sindicato CCOO, que se encarga de la defensa de su afiliado, había calculado que antes del choque habían pasado cuatro minutos y se mostró extrañado por el dato proporcionado por la empresa, aunque no lo desmintió. Sin embargo, el letrado que representa al jefe de circulación sigue sosteniendo "con absoluta seguridad" que el controlador "llamó al centro de mando a los 30 segundos de que partiera el tren".

Renfe conoce la hora exacta del choque, las 21.41 horas, a través de la caja negra del mercancías y dispone de la grabación de la llamada al centro de mando. La compañía también asegura que tras recibir el aviso no se llamó a un móvil equivocado, sino que ya era demasiado tarde.

En cualquier caso, aunque la versión de Renfe fuera cierta, todos los expertos consultados coinciden en asegurar que si la línea hubiera dispuesto de una conexión tren-tierra, el accidente se hubiera podido evitar. Con ese sistema, la comunicación desde la estación se produce en cuestión de segundos. Si la línea hubiera estado electrificada, hubiera existido la alternativa de cortar el suministro para que los trenes se detuvieran, opción aún más rápida que la anterior.

CCOO volvió a atacar al presidente de la compañía y al ministro de Fomento: "Corsini y Alvarez-Cascos buscaron rápidamente un culpable y a las dos horas del accidente ya encontraron una cabeza de turco para eludir sus responsabilidades", dijo Juan Antonio Mata, secretario general de CCOO en Castilla-La Mancha.

El sindicato no quiso entrar en nuevas valoraciones sobre la sucesión de los hechos. En una reunión mantenida ayer con el resto de organizaciones se acordó detener la polémica que estaba enfrentando a los jefes de circulación con los maquinistas. El SEMAF, que representa a este último colectivo, había acusado a CCOO de "mancillar el nombre" del maquinista del talgo, sobre todo porque no puede defenderse y "no hay ninguna prueba en su contra".

CCOO respondió que nunca había atacado al maquinista, sino que se había defendido de la acusación formulada desde el primer momento por Corsini y Cascos, asegurando que el jefe de estación no dio la salida al tren con el banderín.