La reelección de José Antonio Martínez Camino, martillo de la Iglesia contra el actual Gobierno socialista, como secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE) puso ayer de manifiesto tres cosas: que el sector ultraconservador encabezado por su presidente, Antonio María Rouco Varela, continúa siendo el mayoritario; que aun así los obispos se encuentran divididos; y, por último, que Madrid, incluso más que antes, se configura como el indiscutible centro del poder de la jerarquía católica española.

El cardenal Rouco es arzobispo de Madrid. En Madrid se celebrará en el 2011, tal y como anunció el papa Benedicto XVI el verano pasado, la Jornada Mundial de la Juventud. Y Martínez Camino, además de secretario general de la CEE, es también obispo auxiliar de la capital española, tras ser promovido para ese cargo por el propio arzobispo de Madrid.

"¿Hay lugar en la cúpula episcopal para alguien que no sea de Madrid ni de la absoluta confianza de Rouco?", le preguntaron al recién reelegido, el segundo en toda la historia de la CEE que repite en un cargo que implica ser el rostro más visible del episcopado, el transmisor hacia fuera de sus acuerdos y consignas. "Todos tienen la misma capacidad", contestó Martínez Camino después de la votación que ganó, en segunda vuelta, con 39 votos --el mínimo necesario para ser elegido--, frente a los 32 que obtuvo el sacerdote y actual vicesecretario de la CEE, Eduardo García Parrilla, un número de apoyos que refleja que todavía hay un sector importante, aunque cada vez menos importante, del episcopado que no comulga con Rouco ni con su mano derecha.

LAS REGAÑINAS "Si se hubiese dado una tercera votación, yo posiblemente habría conseguido más votos", señaló el secretario de los obispos, quien tardó poco en volver a ofrecer opiniones que pueden interpretarse como regañinas al Gobierno, tras sus incombustibles críticas de los últimos años, ya fuera por la negociación con ETA --fue él quien en elaboró la controvertida orientación electoral en la que el episcopado tomó partido por el PP--, la asignatura de Educación para la Ciudadanía y las bodas entre personas del mismo sexo.

Sin llegar al nivel de Antonio Cañizares, quien el domingo, durante su homilía vespertina, sostuvo que el fallo judicial que obliga a retirar los símbolos religiosos de un colegio vallisoletano denotaba "cristofobia", Camino dijo: "Los signos que reflejan la fe católica son un objeto de culto y, al mismo tiempo, un signo de entender la vida y la relación entre religión y política".