Alardea de ser la escritora española más vieja en activo, y debe de ser cierto si añade que nació en 1916. Pero esos 86 lúcidos años no parecen obstáculo para que, además, Mercedes Salisachs se presente como una de las autoras más prolíficas, 31 títulos publicados desde 1955, con un ritmo final poco menos que inalcanzable: siete obras en ocho años. Ayer, la novelista barcelonesa presentó Desde la dimensión intermedia (Ediciones B).

El protagonista de esta novela es un triunfador, un escritor que queda en coma tras un atentado. En ese estado intermedio entre la luz y la sombra, el hombre repasa su vida, la realidad de su posible muerte, mentiras y verdades. Salisachs cogió la idea inicial de dos trabajos de los doctores Moody y Wilson, que recogían recuerdos de pacientes que volvieron a la vida tras estar clínicamente muertos. La autora, católica practicante, quiere ver en las sensaciones que dejó la frustrada muerte un mensaje de esperanza divina: "Aunque pretendamos ser dioses, todo en este mundo es apariencia". El narrador de Desde la dimensión intermedia dice en un momento: "La belleza y la riqueza son fortunas prestadas".

La novelista trabaja por las tardes --"las mañanas las dedico a saber qué pasa en el mundo, leo cinco o seis diarios"-- y escribe en una vieja máquina eléctrica con profusión de anotaciones a mano que la secretaria pasa posteriormente al ordenador.

Salisachs no pone límites a su producción literaria y afirma que sólo se plantea escribir con corrección y tener la mente ocupada.