José Luis Rodríguez Zapatero está leyendo unos papeles en el Falcon y un militar se le acerca. "Señor presidente, ¿da usted autorización para que el caza regrese a su base?". El presidente del Gobierno asiente y a los pocos segundos se ve por la ventanilla cómo el aparato hace un alabeo de 90 grados y se aleja del avión que lleva al jefe del Ejecutivo a una ciudad extranjera.

Un caza acompaña hasta la frontera el avión de Zapatero cuando sale de la base de Torrejón de Ardoz (Madrid) y lo va a recibir cuando vuelve a entrar en el espacio aéreo español. Es una de las medidas de seguridad que se cumplen cuando el jefe del Ejecutivo realiza un viaje al extranjero.

Tanto Zapatero como el rey Juan Carlos viajan en aviones del Ministerio de Defensa y con tripulación militar.

El Grupo 45 de las fuerzas aéreas es el encargado de mantener la flota (dos Airbus A310 y cinco Falcon 900B) con la que cuentan el Gobierno y la Casa del Rey para sus desplazamientos.

El jefe del Ejecutivo y el jefe del Estado nunca vuelan juntos, al igual que ocurre con Juan Carlos y el Príncipe. Es una medida de seguridad y, además, el protocolo lo requiere en muchas ocasiones. El presidente tiene que estar al pie de la escalerilla del avión del Monarca para recibirlo, por ejemplo, cuando el Rey llega a una cumbre iberoamericana. Hoy, si el volcán islandés ha permitido alcanzar Polonia para participar en el funeral del presidente Kaczynski, y del resto de fallecidos, ambos habrán volado por separado.

Zapatero tampoco viaja en el mismo aparato con la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. En este caso también se mezclan las medidas de seguridad y el funcionamiento institucional. Si ambos acuden a un Consejo de Ministros extraordinario en una ciudad española, De la Vega acostumbra a viajar el día anterior para rematar la organización. En todo caso, si ambos partieran de Madrid a la vez, el presidente viajaría en un avión de los pequeños (Falcon 900B, de unos 20 metros y una decena de plazas) con el equipo de Presidencia (seguridad y asesores) y los vicepresidentes y algunos ministros en otro.

Los servicios de protocolo y de seguridad de la Moncloa tampoco colocan a Zapatero en el mismo aparato que el presidente del Congreso, José Bono, la tercera autoridad del Estado, aunque sí con el presidente del Senado, Javier Rojo, que es la cuarta.

Nunca se ha dado la circunstancia de que, en un avión grande (Airbus A310, con más de 60 plazas), Zapatero haya tenido que viajar con una representación tan relevante como la que falleció en el accidente de Rusia.