Miles de objetos de la familia real británica son vendidos cada año, legal o ilegalmente, por los sirvientes de palacio. Regalos no deseados y objetos robados para la reventa forman parte del sobresueldo habitual de los sirvientes. Alicia Carroll, una coleccionista de Beverly Hills, explicó ayer en los diarios londinenses que cada año compra y vende recuerdos relacionados con los Windsor por 1´5 millones de euros (casi 250 millones de pesetas). Entre los objetos que le han ofrecido figura un corta uñas y un mechón de pelo de Diana de Gales y notas de los príncipes Guillermo y Enrique, dando las gracias a unos conocidos por sus condolencias tras la muerte de su madre. El hombre que desencadenó el alud de revelaciones sobre las interioridades de palacio, el excriado de Diana, Paul Burrell (en la foto, con su familia), ha sido recibido como un héroe en su pueblo tras volver de EEUU