Sucede pocas veces, pero cuando ocurre, las consecuencias son devastadoras. La combinación de nieve húmeda y viento intenso registrados el lunes en Cataluña provocó la aparición de una multitud de formaciones de hielo, conocidas por los ingenieros como manguitos de hielo, que al acumularse sobre los cables eléctricos originaron un sobrepeso fatal, de una magnitud difícil de calcular. Hasta 33 torres de Fecsa-Endesa acabaron resquebrajándose y cayendo al suelo partidas por la mitad. Eso hizo que 14 líneas quedaran fuera de servicio y fallaran entre siete u ocho subestaciones.

El hielo causó también desperfectos en la principal y única línea de transporte de electricidad del área de Girona, una infraestructura de 220 kilovoltios, que va desde Vic (Barcelona) hasta Juià (Girona) y que Red Eléctrica de España (REE) no logró reparar hasta pasadas las seis de la tarde de ayer, unas 24 horas después de que el temporal la dejara fuera de servicio.

"Ha sido una situación tremendamente excepcional, una nevada nada habitual en esa zona, que produjo depósitos de hielo también muy excepcionales", afirmó Lluís Pinós, delegado de REE en Cataluña. El problema para los 220.000 abonados de Girona y el norte del Maresme (Barcelona) que ayer pasaron prácticamente todo el día sin luz --la cifra fue reduciéndose gradualmente a lo largo de la jornada hasta los 66.000-- es que no hubo manera de reconectarles a una línea alternativa.

Todas las fuentes consultadas coincidieron ayer en el diagnóstico: las 33 torres que sucumbieron bajo el peso del hielo no estaban preparadas para semejante situación. "Es una cuestión de diseño", explicó un portavoz de Fecsa-Endesa. "Los soportes que se instalan en una zona cercana al mar no están diseñados igual que los que se colocan en alta montaña o en una llanura. En cada caso se adaptan a la orografía y a las condiciones climáticas", agregó.

La recuperación de la normalidad en las carreteras afectadas por la nevada también llevó ayer su tiempo. La reapertura del paso fronterizo de La Junquera, donde se hallaban retenidos desde el pasado domingo hasta 10.000 camiones de alto tonelaje, produjo 50 kilómetros de colas en la autopista AP-7 --en la que Francia solo abrió un carril por su lado-- y otros 29 en la N-2, en la que había que subir el último tramo con cadenas.

La red ferroviaria fue otra de las damnificadas por el fuerte temporal. Los 104 pasajeros de un talgo que salió de Barcelona el lunes no pudieron reanudar el viaje hasta media mañana de ayer en un tren francés tras haber pasado más de 24 horas en los vagones en el paso fronterizo de Cerbere .