Daniel Jimeno Romero, de 27 años y de Alcalá de Henares (Madrid) se ha convertido en la primera víctima de los Sanfermines 2009 después de recibir una cornada en el cuello. Un toro llegado a Pamplona desde la finca Don Tello , que la ganadería Jandilla tiene en Mérida, rompió ayer cinco años sin casos mortales en los encierros de los Sanfermines. El toro, Capuchino de nombre, hirió mortalmente al joven en el tramo de Telefónica en el cuarto encierro de las fiestas pamplonicas, el que, hasta el momento, ha resultado más peligroso.

La cornada le arrancó la vena cava y le afectó a la aorta y al tórax. Cuando fue atendido por los servicios de emergencia, el joven no llevaba documentación por lo que las autoridades optaron por hacer públicos varios datos personales en los medios de comunicación gracias a los cuales se personaron en el centro hospitalario sus padres y su novia, visiblemente afectados.

El joven llegó al hospital con una cornada en el cuello, en parada cardíaca y "con aspecto de vacío, porque había sangrado mucho", según explicó la cirujana Esther Villa, que recibió al corredor en el Hospital de Navarra. "Rápidamente se le ha metido a quirófano, se le ha abierto el tórax y hemos encontrado el lóbulo izquierdo perforado, además de un puntazo en la aorta. También tenía arrancada la vena cava, por lo que no se ha podido hacer nada por salvar su vida".

Este corredor, experimentado y habitual en los encierros de Pamplona, ya había esquivado a un toro negro, pero, empujado por el gentío, cayó al suelo y allí, cuando llegó un animal rezagado, recibió la cornada mortal en el cuello. Sus heridas eran, desde el mismo momento, mortales, y el joven, nacido en Barcelona, estaba a punto de entrar en la historia trágica de los Sanfermines. Exactamente es la víctima número 15 desde 1922. Jimeno pasaba unos días con sus padres, de origen navarro, y su novia en los Sanfermines. Sus vecinos madrileños se concentraron ayer en recuerdo del fallecido, que será trasladado hoy a la localidad en la que residía.

Capuchino, un toro colorado, de 515 kilos y un trapío callejero fuera de lo común protagonizó una de las carreras más peligrosas de estos encierros. Desde el inicio comenzó a derrotar y alcanzó a un despistado en la cuesta de Santo Domingo; en la plaza del Ayuntamiento empotró a varios mozos contra el vallado; en Mercaderes se llevó a otro por delante. Pero ya iba retrasado y solo, fuera de la manada, el mejor aviso de un repunte del peligro.

MAS HERIDOS Al entrar en el callejón, cuando ya se había anotado dos cornadas y aún le quedaban otras tantas, se fue hacia la derecha y enganchó a su víctima mortal, caída en el suelo. Luego, desorientado, lo mismo avanzaba que se daba pasos en sentido contrario. La acumulación de corredores --cuentan los que van llegado por detrás de los toros-- no dejaba espacios libres ni abiertos por donde el Jandilla viera una escapatoria. En medio de su indecisión, el toro se arrancó con fuerza hacia el vallado y corneó a otro corredor en el muslo. También aquí pudo ocurrir un grave percance. Finalmente, pastores y corredores metieron al astado a la plaza y lo guiaron a los corrales. Capuchino ya había firmado la tragedia. El fin a la vida de Capuchino se lo puso El Fandi, ayer, que se llevó una oreja.