Andrés Rabadán mató a su padre con una ballesta en el invierno de 1994. Los hechos ocurrieron en el domicilio familiar, en Sant Genís de Palafolls. Días más tarde, los investigadores descubrieron que aquel parricida de 20 años era el mismo que hizo descarrilar tres trenes de cercanías de la línea del Maresme.

La Audiencia de Barcelona le impuso 18 años de cárcel por estragos. Otra sala de la Audiencia le absolvió del parricidio al aplicar una eximente por trastorno mental, que le mandó al pabellón psiquiátrico por un máximo de 20 años.