El temporal de viento y lluvia que azota el litoral catalán se ha cobrado en las últimas horas tres nuevas víctimas mortales que han fallecido tras ser arrastradas al mar por sendas ola, en dos siniestros ocurridos en El Prat de Llobregat (Barcelona) y en el propio puerto de la capital catalana. La tercera víctima es un submarinista que ha muerto cerca de Sant Andreu de Llavaneres (Maresme). El accidente de El Prat del Llobregat se produjo ayer sobre las 18:47 horas, cuando el coche en el que circulaban dos personas por el espigón de esta localidad cayó al mar tras ser arrastrado por una ola. Uno de los ocupantes pudo salir del vehículo, aunque con heridas de diversa consideración por los golpes que se había producido, mientras que el cuerpo de la otra persona fue encontrado por los equipos de emergencia, que intentaron reanimarlo sin éxito.

El otro fallecido es el vigilante de un almacén que se encontraba en el muelle de Gregal de Barcelona, quien sobre las 04:12 se ha visto sorprendido por una fuerte ola, que le ha arrastrado mar adentro. Su cuerpo ha sido localizado más tarde ya sin vida, según han informado fuentes de los mossos d'Esquadra.

En lo dos rescates han participado diversas dotaciones de Mossos d'Esquadra, Bomberos, servicios de emergencias médicas del SEM, la policía local y la policía portuaria.

Estas dos víctimas mortales se suman al fallecimiento ayer de un submarinista en Sant Andreu de Llaveneres (Barcelona), cuya muerte se atribuye también, según los primeros indicios, a los efectos del fuerte oleaje provocado por el temporal.

Por otra parte, los Bomberos de la Generalitat han realizado durante la pasada noche y madrugada cerca de 200 salidas para atender las emergencias generadas por el temporal de nieve, lluvia y agua que está afectando a Cataluña desde ayer.

Los bomberos han tenido que retirar árboles, cables, tendidos y diferentes elementos caídos en la vía pública, a la vez que han tenido que asegurar algunas fachadas y dar asistencia a vehículos que había quedado embarrancados por la nieve o el agua, aunque en ningún caso se hayan producido daños personales.