Mientras los adultos debaten sobre si aún hay tomates que saben como los de antes o si los de ahora no son más que harina coloreada, uno de cada cinco niños de entre 8 y 11 años ni siquiera ha probado este fruto que los españoles importaron de Suramérica. Así lo indica un estudio elaborado por la Fundación Dieta Mediterránea, que aporta otros datos que muchas madres no dudarán en ratificar, entre ellos que uno de cada tres escolares de esta franja de edad jamás ha comido espinacas.

Alrededor de 25.000 menores de toda España han participado en los talleres de cocina que dicha fundación organiza en los colegios. En estos cursillos, en que los estudiantes aprenden a elaborar un plato repleto de vegetales, los chavales han contestado también a un cuestionario, del que se desprende que no solo el tomate y las espinacas son alimentos casi desconocidos por los niños. Las zanahorias, los espárragos y hasta las naranjas (el 15% de los encuestados nunca han comido una si no es exprimida en zumo) también son unas grandes incógnitas para la infancia.

CIFRAS "SORPRENDENTES" En la presentación de este estudio, el conseller de Agricultura, Alimentació i Acció Rural, Joaquim Llena, calificó ayer estas cifras de "sorprendentes" y animó a "recuperar la tradición" culinaria y a abandonar aquellos alimentos que contribuyen a los altos índices de obesidad infantil. "Hay que cambiar el chip y romper tópicos" sobre el tiempo que cuesta cocinar sano, añadió Llena, en referencia al argumento que muchos padres esgrimen para explicar por qué la comida rápida se ha impuesto en sus mesas: el vertiginoso ritmo de vida y la falta de conciliación del horario laboral y familiar son las excusas recurrentes.

Según el director de la Fundación Dieta Mediterránea, Joan Castells, el 60% de los padres reconocen que no alimentan correctamente a los hijos. Quizá desconozcan también que al 95% de los pequeños de la casa les encantaría participar en la elaboración de los platos, actividad que permite descubrirles ingredientes que antes habían rechazado. En los talleres de cocina, el 66% de los niños aseguraron que les gustaba la comida que habían preparado, y eso que llevaba tomate y espinacas.