Los médicos llaman generación sorda o también generación MP3 a un abundante y creciente colectivo de jóvenes y adultos que han perdido capacidad de audición --hasta un 30% de su potencial en algunos casos-- de forma irreversible y prematura, a consecuencia del excesivo volumen, intensidad y duración con que escuchan música a través de diminutos aparatos reproductores cuyos auriculares llevan metidos en las orejas durante prácticamente todo el día y la noche. Los del sistema MP3 de bolsillo.

Las lesiones están descritas --afectan a las células ciliadas del oído interno, que mueren-- y las advertencias dadas, pero el mensaje apenas ha calado entre la población ensordecida o en riesgo de estarlo, que no siempre es consciente de que cada vez necesita subir más el volumen del televisor para captar el sonido.

"Muchos jóvenes aficionados a los nuevos reproductores de música llevarán audífono a partir de los 40 o 45 años, algo totalmente excepcional --afirma el doctor Jordi Coromina, otorrino del Centro Médico Teknon--. El ruido excesivo a que se someten les provoca presbiacucia prematura, u oído cansado: el envejecimiento del nervio auditivo".

UMBRAL PELIGROSO Los actuales reproductores personales de música están diseñados para alcanzar hasta 130 decibelios (unidad de referencia para medir la potencia del sonido), un umbral elevadísimo y antifisiológico, a juicio de los médicos. La Organización Mundial de la Salud recomienda que la acústica de las ciudades, y la del interior de los domicilios, no supere los 65 decibelios, y que el sonido captado a través de un reproductor de música no supere nunca los 90.

"Si se escucha música a más de 90 decibelios, a partir de los 15 minutos de audición ya se sufren pequeñas lesiones del nervio auditivo", afirma Coromina. "Si a la salida de un concierto de rock, donde se están dos horas oyendo música a unos 115 decibelios, se hiciera una audiometría al público, se comprobaría que muchos asistentes han perdido hasta un 10% de capacidad auditiva --añade el especialista--. Esa pérdida se recupera horas más tarde, pero no ocurre lo mismo con quienes salen oyendo pitidos internos".

Esos pitidos intracraneales, los acúfenos, constituyen el principal misterio no resuelto de la otorrinolaringología mundial y, a pesar de ser ampliamente investigados, siguen sin tener tratamiento ni curación. "Aparecen el día menos pensado y se quedan el resto de la vida --dice Coromina--. Cuando más se perciben es de noche, al ir a dormir, que es el momento de mayor silencio. Provocan mucha ansiedad y estrés". Apenas afectaban a los jóvenes hace un decenio.

La pérdida de audición avanza en paralelo al perfeccionamiento de la tecnología que reproduce música. En la década pasada, los walkman se escuchaban con auriculares externos envueltos de espuma. Las lesiones eran escasas, porque no tenían potencia suficiente, dicen los médicos.

Empujada por algunas denuncias en EEUU, Apple, dueña de la patente del iPod, aparatos que emplean el compresor de MP3, ha incorporado un limitador voluntario del volumen.