¿Quién no recuerda el ruido de un vaciador afilando un cuchillo? Seguro que las generaciones más antiguas lo retienen en la memoria, pero en Plasencia, es posible que los más jóvenes no lo hayan escuchado nunca. Solo una persona en la ciudad se dedica a ello y este es Vicente Pérez, profesional que tiene su establecimiento en la plaza de Abastos. Allí lleva desde hace 29 años y está al servicio de los clientes que acuden a su tienda para comprar desde unas tijeras de podar hasta un cuchillo jamonero, pero sobre todo, para afilar sus utensilios.

La tradición no tiene porqué estar reñida con la modernidad y es por ello por lo que en una cultura en la que cada vez es más latente el concepto de usar y tirar , numerosos vecinos son fieles a Vicente, en el que confían para poner a punto sus cuchillos o tijeras. Sobre todo, los profesionales de diversos gremios. Peluqueros, charcuteros, carniceros y pescaderos requieren sus servicios, pero también sastres o ganaderos, estos últimos para cortar el pelo a burros u ovejas.

A Vicente le gusta su profesión "sobre todo el tratar a la gente y que se dejen aconsejar". Lo que más le gusta es vaciar las tijeras. Cuenta que no todas las herramientas se afilan igual "porque no es lo mismo el filo, ajuste o terminación que tiene una tijera al que tiene un cuchillo". Así destaca que dentro de los cuchillos también los hay de diversos tipos: jamoneros, fileteros, chuletero, deshuesador y pescadero, entre otros tantos.

El placentino comenzó con esta profesión a los 14 años con "mi lázaro" que tenía su negocio en la calle Talavera "y con él fue con el que aprendí". Llegó el momento de realizar el servicio militar, pero a su vuelta Vicente lo tuvo claro y montó su actual negocio.

La profesión de vaciador no es muy común y muchos ciudadanos creen que en breve desaparecerá, sin embargo Vicente tiene claro que esto no será así "puesto que los que necesitan cuchillos, tijeras y navajas para trabajar siguen recurriendo a nosotros". Además, está tranquilo porque sabe que Plasencia seguirá contando con un afilador: "Mi hijo seguirá con la profesión, que también le gusta", dice mientras su hijo asiente.

El del vaciador es una profesión muy antigua y en Plasencia aún pervive gracias a Vicente. Tiene una pequeña pero acogedora tienda donde hay cuchillos para todos los gustos y necesidades y para trabajar cuenta con un lapidario, máquina que tiene la muela de afilar "y deseo algún día tener un lapidero para tallar el diamante", concluye.