Donde menos se espera, salta un extremeño. O, al menos, alguien con mucho ADN extremeño , como es el caso de Angel David Rodríguez, el mejor velocista español de todos los tiempos. El capitán de la selección española de atletismo y actual plusmarquista nacional de 100 metros lisos, con una marca de 10.14 lograda en el 2008, nació en Móstoles el 25 de abril de 1980, pero sus padres son de Guijo de Santa Bárbara, una localidad que ha visitado frecuentemente a lo largo de su vida.

Rodríguez, al que llaman el Pájaro , no es un cualquiera, no es uno más. En el 2008 fue el hombre blanco más rápido del planeta: tenía la cuadragésima mejor marca mundial del año en 100... pero las 39 que le superaban eran de atletas de raza negra. Es una especialidad en la que la genética es muy importante.

Su historia de amor con Extremadura es muy larga. Sus padres fueron protagonistas del clásico adiós en busca de mejores horizontes y se fueron a Madrid en 1978, pero no perdieron los vínculos con la pequeña localidad de La Vera --vecina a Jarandilla-- de la que proceden. Angel David Rodríguez nació dos años después y recuerda cómo regresaba todos los veranos y jugaba en la calle y en el campo con los chicos de la localidad. Luego se hizo mayor y ayudó en tareas agrícolas. "He recogido aceituna y tabaco. Y mi tío era cabrero y también hemos estado con él, con las animales", cuenta, con un tono nostálgico.

Sin ir más lejos, las uvas de Nochevieja también se las tomó en Guijo. "Ultimamente no he vuelto tanto como me gustaría por las competiciones, pero como mínimo un par de veces al año, voy. En el pueblo me tienen muy visto", agrega.

Mantiene una buena relación con los atletas extremeños, sobre todo con velocistas como Víctor Rosas y José Manuel Tercero. También es amigo del saltador de altura placentino Kike Márquez. "En el atletismo somos un poco una familia, nos llevamos bastante bien", afirma.

Javier Cienfuegos, Pablo Villalobos y Javier Alves pugnan por estar en los Juegos de Londres. Rodríguez todavía tiene que hacer la marca mínima tanto en 100 (10.24) como en 200 (20.65). "Creo que lo puedo conseguir", aventura. Si lo logra también le pondrá más acento extremeño a la cita olímpica. Lo mismo coincide de nuevo sobre el tartán con Usain Bolt, como ya ha ocurrido tre veces: "La primera vez que corres al lado suyo impresiona porque es una máquina. Sabes que te va a ganar sin esfuerzo. Luego ya te acostumbras". No sería su primera experiencia olímpica. Ya estuvo en Pekín-2008.

¿Y el futuro? Ya tiene 31 años y en el atletismo es difícil hacerse rico "ni aunque seas una estrella". El Pájaro estudió Turismo, un terreno que quiere explorar. Le ve unas "enormes posibilidades" a la zona de La Vera y a Extremadura. "He mandado a mucha gente de Madrid a pasar unos días allí y han venido como locos con aquello", revela.