TUtn padre es ese señor que cuando pasa por los puentes del Tajo recuerda que él se bañaba en aquella zona cuando era mozo, que al cruzar Baños de Montemayor te cuenta la historia de las anchoas del país que se tomaba en un bar del pueblo que ya ha cerrado. Un padre al volante es un señor que te señala un prado leonés mientras conduce y te detalla con minuciosidad bajo qué árbol te preparaba tu madre la papilla cuando viajabais a Asturias en el Cuatro Cuatro. Los padres se acuerdan de aquel camión que volcó en el puerto de la Camella, de los tiempos de la vieja carretera a Valencia de Alcántara, de cuando el autobús tardaba cuatro horas a Valverde del Fresno y de las odiseas del Auto Res cruzando Talavera, el Cuninsa pasando Plasencia o el Alsa eternizándose en Almendralejo.

Los padres son la memoria histórica del MOPU. Se saben por dónde iba la antigua carretera de Herreruela y en qué velocidad había que subir con el 600 a Cantagallo. Viajar con ellos hasta los 20 años es un suplicio de anécdotas que no interesan. A partir de esa edad, sus aventuras del asfalto empiezan a crecer en ternura. Después, hasta producen gracia y un día te haces mayor, tienes hijos y tomas el relevo. El día en que conduzcas contándole a tus niños tus mareos en las curvas del Tajo, tus caravanas en Cañaveral, tus encuentros con los ciervos en las carreteras de la sierra de San Pedro y tus agobios en la Media Fanega, ese día serás padre con todas las de la ley y entrarás a formar parte del club Mi viejo es un peñazo cuando conduce y se pone a contar batallitas .