"Yo contaba con que, al ser algo por ley, no iba a tener ningún problema, pero ya desde el primer momento me dijeron que no me lo iban a dar, que si estaba a gusto bien, y si no, a la calle". A Sergio (nombre ficticio) solicitar el permiso de paternidad para cuidar a su hija recién nacida le costó el empleo. Dos días después de incorporarse, lo echaron. "Empecé a trabajar un sábado, aunque por convenio no me corresponde, y el martes ya me dijeron que me fuera a la consultora por los papeles. El lunes no. Curiosamente ese día había un montón de trabajo".

Su caso está en juzgado de lo social, pero él prefiere no revelar su nombre ni el de la empresa. "Mi hermano pasó por una experiencia similar y tuvo que buscar trabajo en Madrid porque aquí no se lo daba nadie", justifica. "Yo he denunciado para que por lo menos me den la indemnización, y porque si el despido es declarado improcedente tengo derecho a paro", añade.

La empresa que despidió a Sergio se dedica a hacer instalaciones --prefiere no precisar más-- en una población del norte de la provincia de Cáceres. Trabajaba en ella desde hacía ocho meses, soportando un entorno laboral que no era precisamente idílico: "Prácticamente todas las semanas me amenazaban con despedirme. Unas veces porque había una luz encendida, otra porque un día si tenías que dar dos horas extras solo dabas una..., con mi mujer embarazada aguanté todo lo que pude", asegura.

La negativa de la empresa a que solicitara el permiso alcanzó tal punto que le llegaron a ofrecer pagarle "dinero en negro", para que siguiera trabajando al tiempo que también percibía la prestación de paternidad. "Yo no quiero cobrar más dinero, si no tener estos quince días. Además, no lo entiendo, tampoco es que tuviésemos trabajo a destajo. Su actitud era en plan franquista total".

Asegura que si tuviese la posibilidad de tomar otra vez la decisión, volvería a pedir el permiso. Estas dos semanas le han permitido descargar de trabajo a la madre, ocupándose sobre todo de "llevar la casa". "Somos primerizos y el primer niño es el que más trabajo da. Realmente no das abasto. Me dijeron que por ley podía pedir el permiso cuando quisiera, pero yo he considerado que cuando más falta hacía era durante los primeros quince días".

Considera que un caso como el suyo "no es tan raro". "Un amigo mío que va a ser padre le ha planteado a la empresa la posibilidad de pedir el permiso y le han respondido que se lo tienen que pensar". "El problema --concluye-- es que aquí la gente no denuncia. Traga y calla".