El plan de rescate aprobado por la UE y el FMI para salvar a Grecia exigió como contraprestación el ajuste fiscal más duro de todo el continente. Según los expertos helenos, permitirá reducir el déficit del 13,6% del 2009, pero lastrará seriamente la economía del país, que quedará al borde de la depresión. El plan incluye la congelación de las pensiones y de los salarios de los funcionarios. Además, a los empleados públicos y jubilados que cobren más de 3.000 y 2.500 euros al mes, respectivamente, se les quitarán dos pagas extras. Los municipios y entidades locales se reducirán de 1.300 a 340. La inversión pública se recortará en 1.500 millones. El IVA pasará del 21% al 23%, los impuestos especiales subirán el 10% y se creará un nuevo impuesto sobre las construcciones ilegales. La edad de jubilación se retrasará y el periodo mínimo de cotización sube de 37 a 40 años.