Ni siquiera los alimentos más típicos de las fiestas navideñas han conseguido dispararse este reciente final de año como es habitual. El cordero, el marisco o el salmón que se han servido en las comidas y cenas familiares de estos días han podido adquirirse en muchos casos a precios inferiores a los de las Navidades del 2007. Y el ejemplo de estos productos gourmet puede ser ilustrativo del comportamiento que han tenido los precios de buena parte de la cesta de la compra durante el ejercicio que acaba de finalizar.

Y es que los alimentos fueron, junto con los combustibles, los principales responsables de que el IPC alcanzara en España cotas que no se habían visto en más de una década. Sin embargo, el comportamiento de ambos grupos de productos, muy influido por la evolución de la crisis económica, fue también el causante de que este índice se moderara paulatinamente a lo largo del último trimestre del año. Así las cosas, si en Extremadura el IPC de julio era del 5,5%, el mayor desde marzo de 1995, este noviembre había disminuido hasta quedarse en un discreto 2,2%.

Los fabricantes intentaron justificar los importantes encarecimientos experimentados por los alimentos fundamentalmente en el aumento del coste de las materias primas. Sin embargo para muchos fueron, cuando menos, exagerados. El pan, por ejemplo, arrastró hasta julio, mes tras mes, una inflación interanual de dos dígitos para llegar a noviembre con apenas un 1,4%. Más radical es aún el caso de la leche. Ahora hace justo un año acumulaba un auge interanual en la región de nada menos que del 26,5%. El último dato facilitado por el Instituto Nacional de Estadística era del -5,1%. Y los huevos, otro tanto de lo mismo: han pasado de un 10,1% en abril a un -0,9%.

En el lado contrario, otros productos básicos de la cesta de la compra han mantenido una tendencia inflacionista en el tramo final del 2008, como ha sucedido con la fruta fresca, que en noviembre estaba en un 11,3%, un nivel superior al que contabilizaba al iniciar el año. Algo parecido ocurre con los cereales y sus derivados, que apunto de acabar el año se mantenían en un 8,2%, o con la carne de ovino, que estaba en un 8,3%. La de porcino, incluso, ha experimentado un sensible alza, pasando del -0,8% con que comenzó el 2008 a un 6,7%.