José María Aznar quiso ayer tranquilizar a los suyos y, de paso, mitigar la imagen belicista que se ha forjado ante la opinión pública española al asegurar que España, "no tiene compromisos de carácter militar" con Estados Unidos a pesar del apoyo que ha dado a la intervención armada en Irak. No obstante, cumplirá con el convenio bilateral con EEUU en cuanto a ceder las bases de utilización conjunta.

Tras la cumbre de las Azores y con el ultimátum a las Naciones Unidas a punto de caducar, el presidente del Gobierno repitió ante el comité ejecutivo del PP su mensaje de que sólo Sadam Husein, con su desarme y su exilio, puede evitar la guerra. Justificó su alineamiento con George Bush en que España forma parte de la "coalición contra el terrorismo".

SIN DETALLES

Durante su discurso, Aznar no entró en detalles. La misma actitud tuvo Federico Trillo, que habló como presidente del comité de garantías del PP y no como ministro de Defensa.

Los dirigentes del PP se esforzaron en dar a conocer las palabras del líder de que España no enviará tropas al escenario bélico, pero el secretario general, Javier Arenas no contestó a la pregunta de si la cúpula de los conservadores descarta la participación directa en el conflicto.

COHESION Y UNIDAD

Ayer se reprodujo la "cohesión y unidad" de todos los dirigentes que no consideran "jurídicamente necesaria" una segunda resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Sólo era "deseable" políticamente.

Toda la oposición presentó ayer una proposición no de ley para que el presidente del Gobierno, "previamente a la adopción de cualquier compromiso relativo a la participación de España en las operaciones militares" contra Irak, remita una comunicación al Congreso en la que explique las razones y objetivos de la misión, el grado de participación española y la previsión presupuestaria para su financiación.

Además, PSOE, CiU, IU, PNV, CC y Grupo Mixto exigen que el Ejecutivo informe regularmente a las Cortes de la evolución, cambios de mandato, reducción o aumento de la contribución militar española mientras dure el conflicto. Esta proposición se debatirá y votará el 25 de marzo.

Tras abandonar la pertrechada sede del PP, José María Aznar se topó con el rechazo social a su línea belicista. Fue ante el Casino de Madrid, donde, antes de disertar sobre el futuro de Europa, fue abucheado por decenas de pacifistas. Pero el presidente cruzó el cordón policial sin atender a los manifestantes y, ya en la charla --organizada por el diario germano Frankfurter Allgemeine --, censuró la "incomprensible" actitud de los países que "juegan a debilitar" los lazos de la UE con EEUU. Un nítido reproche a Francia y Alemania, contrarios al belicismo estadounidense.

Aznar recordó a París y Berlín que "la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de Europa" se basan en la "relación atlántica" con EEUU. Atacó a los países del Consejo de Seguridad de la ONU que no entienden que "no hay paz sin seguridad" y que "no caben equidistancias entre legalidad e impunidad", en alusión a la urgencia de desarmar a Irak. Y para remachar el ultimátum de las víspera a la ONU, advirtió de que, aunque éstas son "imprescindibles", deben "hacer cumplir sus decisiones".