Pasar desapercibido también puede ser una gran cualidad. De eso se han vanagloriado los demócratas a lo largo del último tramo de la campaña cuando la candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos, Sarah Palin, logró eclipsar a Joe Biden, el segundo escogido por Barack Obama para acompañarle en el camino.

Cuando el efecto Palin empezó a convertirse en un lastre para los republicanos, la solidez de la trayectoria de Biden (1942, Scranton, Pensilvania), senador durante 30 años por Delaware, y su experiencia, sobre todo en política exterior, brillaron por sí mismas. Intentó en dos ocasiones, sin éxito, arrancar la carrera hacia la presidencia.

Talón de aquiles

Su más preciado haber es su conocimiento del escenario político internacional, talón de aquiles del todavía senador por Illinois. Aunque Biden votó a favor de la guerra en Irak en el Congreso, Obama valora hasta tal punto esta experiencia que pasó por alto que le recriminara públicamente sus carencias.

Católico de 65 años, licenciado en Ciencias Políticas, Historia y Derecho, nació en una familia humilde --su padre era vendedor de coches-- que, junto a otras experiencias vitales, forjó un carácter que se crece en la dificultad. Buen ejemplo es su reacción de fortaleza a los 29 años --tuvo que cuidar de los dos hijos que sobrevivieron-- cuando su mujer y otros dos vástagos murieron en un accidente de tráfico causado por un conductor que iba bebido. En el año 1988 sufrió dos aneurismas que casi acabaron con su vida pero, una vez más, pese a que no le daban más que un 30% de posibilidades de sobrevivir, salió a flote.