Con anterioridad a llegar a la Presidencia de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra había sido consejero de Sanidad con el Gobierno preautonómico. A falta de ser ratificado por el ejecutiva regional del PSOE, todo apunta a que la historia se repita. El actual consejero de Sanidad y Consumo, Guillermo Fernández Vara, es el dirigente socialista que más suena para sustituir a Ibarra como presidenciable a la Junta . Nacido en Olivenza, el 6 de octubre de 1958, está casado y tiene dos hijos, Vara inició su andadura política en el Gobierno extremeño como director general de Salud Pública y Consumo de la Consejería de Sanidad y Consumo, desde el 31 de agosto de 1995 hasta el 10 de enero de 1996. Ese mismo año, Ibarra le elige para situarse al frente de la Consejería de Bienestar Social desde 1996 hasta 1999.

Fernández Vara es, sin duda, uno de los hombres de confianza de Rodríguez Ibarra. Su nombre fue propuesto por el presidente de Extremadura para la cartera de Sanidad en el Gabinete de Zapatero, aunque finalmente el puesto quedó en manos de Elena Salgado.

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Córdoba en 1983, ingresó por oposición en el Cuerpo Nacional de Médicos Forenses en 1986. Obtuvo el Grado mediante tesina de Licenciatura en 1989 con calificación de sobresaliente en la Universidad de Extremadura.

Fue número uno de la X Promoción de Médicos-Forenses del Centro de Estudios Judiciales. Está en posesión de la Cruz distinguida de la Orden de San Raimundo de Peñafort concedida por el Ministerio de Justicia. También ejerció de director de la Clínica Médico-Forense de Badajoz desde 1989.

Para Fernández Vara, el presidente extremeño ha sido uno de los referentes en el mundo de la política. En una entrevista concedida a este diario, el actual consejero de Sanidad señalaba sobre Ibarra: "Eliminó algunos estigmas sobre la izquierda que yo tenía. Por ejemplo, creía que los militantes de izquierda eran gente que podía poner en peligro la tradición familiar. Juan Carlos me enseñó lo que era el socialismo en la práctica. El nunca me pidió que me afiliara al PSOE, pero en el año 95 se me planteó entrar en política y acepté. No me hice militante hasta la derrota del PSOE en la generales de 1996. Me siento muy a gusto en el partido".