Más de 20 veces más. Es la diferencia entre el número de sacerdotes que superan los 70 años (139) frente a los que aún no han cumplido 30 (tres) en la Diócesis de Coria-Cáceres. Solo es un ejemplo (muy claro) de cómo la crisis de vocaciones --de la que recientemente alertó el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, afecta a Extremadura. De hecho,ya se deja notar en la cifra de parroquias que no cuentan con un párroco fijo y que asciende a casi un tercio de las 563 que hay en la región, según datos de las tres diócesis extremeñas (Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia).

"Por supuesto que lo deseable sería que hubiera un sacerdote en cada parroquia", reconoce Francisco Cerro, vicario general de la Diócesis de Plasencia --donde 89 de las 112 parroquias que hay en total son atendidas por curas itinerantes --. Sin embargo, señala que esto no es factible no solo por la escasez de clérigos, cuya existencia no desmiente, sino también por la despoblación del medio rural: "Cada vez vive menos gente en los pueblos y en algunos son ya tan pocos habitantes que la presencia constante de un cura allí es inviable; no hay trabajo suficiente".

Además, Jesús Moreno, delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Coria-Cáceres (donde la cifra de parroquias que no cuentan con un párroco en exclusiva asciende a 64 de un total de 157) señala que

Pasa a la página siguiente