Las centrales nucleares gestionan y almacenan los residuos de alta actividad, que básicamente son los elementos de combustible gastado. Al resto de residuos --denominados de muy baja o baja y media actividad-- se les somete a un primer procesamiento a la espera de que Enresa los traslade al almacén de El Cabril (Córdoba).

Cada unidad de Almaraz para su producción de electricidad cada 18 meses para realizar una recarga de combustible. En cada una de estas operaciones, se extrae una tercera parte de los 156 elementos combustibles --formados por pastillas de uranio enriquecido-- que hay en la vasija del reactor. Los gastados se relevan por otros nuevos. Para ello, cada elemento se extrae de la vasija con una grúa de alta precisión y se deposita en un mecanismo --llamado tubo de transferencia-- encargado de trasladarlo a la piscina de almacenamiento, donde se ubica en un bastidor situado en el fondo --tiene forma de rejillas metálicas, que aseguran su inmobilidad y blindaje mientras el combustible se enfría durante años--. Todo esto se realiza bajo agua y con un tratamiento especial del líquido, que contiene ácido bórico --un potente absorbente neutrónico--.

Las piscinas, en el caso de Almaraz, están en edificios unidos al del reactor. Estas construcciones están realizadas en hormigón armado y están revestidas internamente con acero inoxidable.

MEDIA Y BAJA ACTIVIDAD Los residuos de baja, muy baja y media actividad son ropa, líquidos, arcillas y otros materiales que pueden haber sido expuestos a radiación. En función de su composición, se prensan o se solidifican para confinarlos en bidones de 200 litros de capacidad. La mayoría de ellos suelen ser blindados.

Estos residuos se almacenan provisionalmente en unos edificios adyacentes a la espera de que Enresa los traslade a El Cabril. Solo el año pasado se generaron en Almaraz 131 metros cúbicos de este tipo de materiales radiactivos. En total 597 bidones; de ellos 525 ya están en Córdoba.