Joseph, Christian, Willy, Conny y Berti son cinco alemanes que residen en Badajoz, ciudad a la que llegaron en el pasado mes de abril para trabajar de sol a sol en la construcción de unas plantas solares en unos terrenos ubicados al lado de la barriada del Corazón de Jesús. Vienen de Munich y ocupan los cargos de jefes de obra, electricistas, montadores-aunque todos hacen de todo sin importar las jerarquías.

Todos ellos cumplen una parte de los estereotipos sobre los habitantes de su país: puntuales, metódicos-pero eso sí, nada fríos. En este reportaje, realizado a 40 grados a la sombra, demuestran gran simpatía y recalcan que se sienten muy felices en España y por ende en la comunidad autónoma de Extremadura.

No hablan ni una palabra de castellano ni tampoco sabe nada de la lengua germánica el autor de este trabajo periodístico, con lo que Munich, tenemos un problema , que no se hubiera resuelto si por allí no llega a aparecer en escena Eladio Pérez, que ejerce de improvisado traductor del grupo, con corazón repartido entre España y Alemania, a la que emigró cuando tenía 24 años y en la que tiene a la mayoría de su familia.

Eladio fue futbolista, coincidiendo con el mítico Eusebio Bejarano en el Santo Tomás de Aquino de Badajoz, para defender posteriormente la portería del Gammertingen de la Tercera División alemana.

En el año 71 fue a buscarse la vida a Alemania, con el oficio de soldador de estructura metálica, y muchas ganas de salir adelante trabajando en la construcción, una fábrica textil, como jefe de mantenimiento en una clínica-

El fútbol es el punto principal de discrepancia entre Eladio y sus amigos, aunque también un buen motivo para "echar unas risas, pinchar un poco al contrario y demostrar que las distintas ideas y la convivencia son perfectamente compatibles". Por supuesto, Eladio apuesta claramente por España. "Si jugamos como ante Rusia, ganaremos 3-1. Yo quiero que gane la selección de Luis Aragonés al cien por cien pese a que mi familia está dividida".

Eladio tiene a su mujer en Alemania, que apoya a nuestra selección al igual que sus dos hijas, aunque éstas se casaron con ciudadanos alemanes, y sus nietos no se ponen de acuerdo en la Eurocopa. "Lucas quiere que gane España y Marco va con Alemania". En la planta solar, Joseph coincide con Eladio en que perderá su país por 3-1 pero el resto le replican. Christian apuesta por un 2-1 germano con Bastian Schweinsteiger de figura, mientras que los más jóvenes, Willy y Conny, consideran que la principal baza teutona es el goleador Lucas Podolsky, que amenaza también el pichichi del lesionado Villa. Berti cree que Alemania ganará, pero en la tanda de penaltis. Todos están de acuerdo "en que será un partido muy igualado".

En Lisboa... el hotel

¿Y dónde verán la final? "¿En Lisboa?", pregunta sorprendido Eladio, sin entender porqué no se quedan a presenciarla en España, mientras Berti le aclara. "En Lisboa, Hotel Lisboa", provocando las risas de todos. "La veremos junto a aficionados españoles. Todos juntos, ¿por qué no? Ellos son muy amables, lo pasamos bien y no hay ningún tipo de problemas".

Pese a la diferencia de temperatura entre España y Alemania, los germanos no se quejan para nada del asfixiante calor. "Nos encanta", aseguran, mientras Eladio bromea: "En vuestro país las saunas cuestan dinero y aquí son gratis".

La cámara bajo el prisma de Oto guarda este momento para la posteridad con los alemanes y Eladio vestido con la roja , subidos en un tractor que no es amarillo. Es la hora de volver al trabajo hasta las nueve menos cuarto de la noche de hoy, en la que en un rincón de Badajoz se oirá el grito de "¡Deustchland, Deustchland!". A todos, "danke", o gracias que para el caso es lo mismo, y "glück auf", buena suerte- eso sí, pero para la próxima Eurocopa.