La tradición cinegética que ha presentado a lo largo de sus años Extremadura es un valor importante arraigado en la biodiversidad de especies tanto de caza menor --conejo, liebre, perdiz y codorniz--, que se extiende por la totalidad del territorio como la penillanura trujillana y cacereña o en Tierra de Barros; como de caza mayor --jabalí corzo, gamo y ciervo-- localizada en zonas montañosas como la sierra de San Pedro, Gredos, Ibores, la Siberia o el sureste pacense.

Extremadura ocupa puestos de cabeza en función de la renta generada por la actividad cinegética, el número de cotos y el de licencias otorgadas, que rondan las 80.000 en la actualidad pese a los últimos ligeros descensos. Pese a su importancia, la comunidad continúa lejos de Andalucía y Castilla la Mancha, donde la actividad de la za tiene desarrollada una gran vertiente empresarial.

El 50%, clubes deportivos .

Desde su función predadora primigenia, la caza ha evolucionado hacia la explotación del recurso a través de los cotos. Actualmente, se presentan tres modalidades de caza. Los cotos privados se caracterizan por su ánimo de lucro y llegan a alcanzar el 30% de la superficie total cinegética, según datos de la Junta de Extremadura, quien les obliga a mantener un guarda por cada 1.000 hectáreas, lo que supone que este tipo de cotos ofrecen trabajo a más de 1.200 personas. Los cotos deportivos representan el 20% de la superficie cinegética y están formados por clubes deportivos de cazadores que desarrollan su actividad basándose en la Ley General de Deportes de Extremadura. Unicamente pueden practicar la caza menor

El 50% restante de la superficie cinegética regional pertenece a los clubes deportivos de caza, figura que solo existe en Extremadura y con la que el gobierno extremeño pretende que haya una sociedad local de cazadores en cada municipio Este tipo de cotos pueden ejercer su actividad tanto para piezas de caza menor como mayor.