TLta situación de crisis global no está pasando desapercibida para el campo extremeño. Agricultores y ganaderos están viendo cómo esta crisis financiera está haciendo que la rentabilidad de sus explotaciones agrarias también se vea afectada.

El principal problema al que el sector primario se está enfrentando es la falta de capacidad para conseguir financiación. Son pocos los que logran un crédito y, quienes lo consiguen finalmente lo hacen a precios que no pueden asumir desde un sector de ajustada rentabilidad como es el agrario. Esta situación nos deja con una mayor debilidad ante la negociación con la distribución.

Desde UPA-UCE Extremadura hemos pedido la confianza de los bancos y cajas y que estos asuman su responsabilidad con uno de los sectores que tiene menor morosidad del conjunto de los sectores profesionales y que es de vital importancia para Extremadura. Las Administraciones deben asegurar esta concesión de crédito para que sea posible un mayor flujo de operaciones y se reactive la economía agraria, principalmente los precios en origen que perciben agricultores y ganaderos, que se encuentran en valores históricamente bajos.

Por otra parte, la bajada en el consumo que se está experimentando también afecta a los productos del campo. La imagen que tiene el consumidor de productos como el ibérico, el vino, etcétera, que no los considera de primera necesidad, hace que dejen de adquirirlos a pesar de que sus precios son muy competitivos.

A este problema se une el uso de marcas blancas por parte de las distribuidoras, que hacen que baje el precio de los alimentos en destino. Sin embargo, ellas no renuncian a su margen comercial y, por tanto, la reducción de precio se produce en los primeros eslabones de la cadena, bien en las industrias y de éstas al productor, o bien en el productor directamente; es decir, que la peor situación recae de nuevo en el sector agrario.

*Secretario General de UPA-UCE Extremadura