En el 2004, el programa de Fomento de Empleo incluído en el presupuesto regional y que articula todas las políticas activas de lucha contra el paro, contaba de arranque con 234,7 millones de euros. Posteriormente, se sumaron créditos por 4,3 millones, con lo que la dotación final quedó en algo más de 239 millones.

Sin embargo, y según figura en la liquidación presupuestaria correspondiente a ese ejercicio --la última cerrada-- el gasto en dichos programas no llegó a los 203 millones. Es decir, se dejaron de gastar más de 36 millones de euros, lo que supone un 15% del total presupuestado.

Mientras, y según la misma liquidación, la ejecución media del resto de programas era muy superior, rondando el 93%, lo que significa que las políticas de empleo, que gestiona en su mayor parte (alrededor del 85% de los fondos) la Consejería de Economía y Trabajo, dejaron en el cajón el doble que el resto de programas.

Esta situación no es excepcional. Para el 2003, el presupuesto recogía casi 202 millones para el mismo programa de Fomento de Empleo, a los que se sumaron créditos por 33,5 millones, con lo que la dotación final superó los 235 millones. En este caso fue aún peor: el gasto fue de 195,5 millones, y quedaron sin ejecutar casi 40 millones.

De este modo, casi la quinta parte del dinero que se había programado para impulsar la creación de puestos de trabajo no se aplicó a ninguna política efectiva. Mientras, el grado de incumplimiento del resto de programas rondaba el 7%.

Tasas de paro

Estos excedentes de fondos para el empleo se producen además en un contexto donde el paro sigue siendo uno de los principales lastres de la región. Según el informe incluído en el proyecto de presupuestos del 2006, la evolución del empleo en Extremadura fue mala en el 2004 y algo menos mala en el primer semestre del 2005.

Así, se recoge que durante el 2004 el incremento de la población activa en la región estuvo un punto por debajo de la media nacional (dos puntos en el caso de las mujeres) lo que desmontaría el argumento de que Extremadura tiene más paro porque las perspectivas económicas son buenas y eso hace que se incorporen más personas al mercado laboral.

Asimismo, y pese a que la incorporación de nuevos efectivos fue menor en la región, la población ocupada creció 1,5 puntos menos que la media española, y, en el caso de las mujeres, esta diferencia se fue hasta 5,7 puntos. Igualmente se congelaron las afiliaciones a la Seguridad Social.

Todo ello provocó que el índice de paro entre los colectivos más desfavorecidos del mercado laboral (mujeres y jóvenes) se disparase. En las mujeres, el paro creció casi un 11% (1,8% de bajada en España), entre los menores de 19 años subió un 21,4% (caída del 7,8% en España) y en los jóvenes de entre 20 y 24 años se incrementó un 11,3% (caída del 2,1% en España).

El mejor comportamiento en el primer semestre del 2005 no ha bastado para compensar el 2004: en el 2003, la diferencia en tasa de paro entre Extremadura y España estaba en 5,8 puntos, que pasaron a 7,1 en el 2004. Hasta junio del 2005, la diferencia era de 6,5.