No se puede explicar con palabras". La frase, mil veces repetida cuando se habla de tragedias, la pronunciaba ayer María del Carmen Moreno Pozo, vecina de Oliva de Mérida y prima de los dos hermanos fallecidos en el accidente de Oliva de Mérida. Hablaba del sentimiento que compartían los familiares de los dos jóvenes, de las chicas que les acompañaban, del matrimonio con cuyo coche chocaron en un trágico accidente y del amigo de la familia que viajaba con esta pareja. La tragedia unió ayer Palomas, Puebla de la Reina y Oliva de Mérida, que despidieron a los siete fallecidos en el accidente que tuvo lugar la madrugada del sábado. El dolor y la tensión fueron los protagonistas de una triste jornada en la que la Cruz Roja atendió a 18 personas, cuatro de las cuales precisaron ser trasladadas a un centro de salud.

Las primeras campanas en doblar fueron las de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en Palomas. Sus en torno a 700 habitantes, y los de muchas localidades cercanas, se volcaron en dar el último adiós a Matías Béjar y María del Mar Sancho, el matrimonio fallecido el sábado por la mañana, tras chocar su coche frontalmente con otro vehiculo en el que viajaban cuatro jóvenes de Oliva de Mérida que regresaban de las fiestas de La Zarza y que también perdieron la vida.

Aunque aún están por determinar las causas, los primeros indicios apuntan a un exceso de velocidad del coche de los jóvenes, un BMW, como posible causa del siniestro y de sus terribles consecuencias, dado el estado en que quedaron los coches.

Con Matías y María del Mar viajaba uno de sus tres hijos, el más pequeño (de 14 años) y único chico, que resultó herido grave y permanece ingresado en el Hospital de Mérida, encontrándose "estable dentro de la gravedad", según el último parte médico. También iban acompañados por Benigno Delgado, un amigo de la familia procedente de Puebla de la Reina que murió igualmente en el siniestro.

Como publicó ayer este diario, se da la circunstancia de que el hijo de Benigno y la hija de Matías y María del Mar, que eran pareja, viajaban en un coche detrás, acompañados de la mujer del fallecido, y los tres presenciaron el accidente. Rotos por el dolor, la joven pareja asistió a los dos funerales, acompañada del resto de sus familiares. Entre ellos se encontraba también la otra hija de Benigno, que, abrazada a su madre, lloraba desconsolada por la terrible pérdida.

De este modo, las escenas desgarradoras de pesar que a primera hora acogió Palomas se repitieron luego, a apenas cuatro kilómetros, en Puebla de la Reina (900 habitantes), cuyas calles aún están engalanadas con los adornos de las fiestas, que se celebraron la semana pasada. A las puertas de la Iglesia de Santa Olalla se vivió un pequeño momento de tensión entre algunos familiares y las cámaras de televisión y una persona tuvo que ser atendida por los voluntarios de la Cruz Roja, que antes, en Palomas, prestaron servicio a otros siete pacientes, tres de los cuales fueron derivados al centro de salud de Hornachos por crisis de ansiedad o hipertensión.

MOMENTOS DIFICILES Según detalló el portavoz de la Cruz Roja Extremadura, Jesús López Santana, se trató en todo caso de episodios de escasa gravedad, aunque algunos fueron un tanto aparatosos, como los desmayos por lipotimias que provocaron que algunas personas fueran trasladadas en camilla a las ambulancias. "Son situaciones que están dentro de lo normal, de lo que nos puede pasar a cualquiera al perder a un ser querido, pero en accidentes como el del sábado, las trágicas circunstancias que lo rodean hacen que se magnifiquen los cuadros. Es por eso que tenemos equipos de respuesta inmediata que dan apoyo emocional a los familiares de las víctimas en los momentos iniciales", aclaró.