"Cuando creas una empresa es algo en lo que pones mucha ilusión, tiempo y dinero. Duele mucho ver que, por las circunstancias, no puedes seguir adelante". Lo dice alguien con conocimiento de causa: es uno de los socios de una firma cárnica extremeña que recientemente se ha declarado en concurso de acreedores, pero que prefiere no identificarse para no perjudicar el proceso de liquidación en el que se encuentra inmersa --"Cuando se corre la voz de que una empresa está en liquidación, los compradores intentan adquirir las cosas al mínimo", justifica.

Dedicada a la comercialización de jamones y embutidos, han sido varios los factores que han influido en la quiebra de esta sociedad: problemas con un cliente --que actualmente se encuentran en manos de abogados--, la dificil situación por la que atraviesa el sector del ibérico y las dificultades para encontrar financiación.

En cualquier caso, si esta última no hubiera faltado "creo que esto hubiera podido salir adelante", dice este empresario, que añade que en cuanto se comienza a tener deudas y se entra en los registros de morosos de los bancos "se te cierran muchas puertas". No solo eso, sino que mientras dure el proceso concursal y haya deudas, cualquier proyecto empresarial o personal que emprendan sus socios y que requiera financiación quedará condicionado, ya que "algunos de los préstamos los avalamos nosotros mismos".

La empresa contaba con media decena de trabajadores que bien se marcharon voluntariamente durante los meses previos a la declaración del concurso o bien fueron despedidos paulatinamente "para hacer menos traumático el proceso y con sus correspondientes indemnizaciones". Este empresario considera que la actual coyuntura del sector del ibérico --"Es insostenible que las grandes superficies quieran comprar los productos curados durante 1 o 2 años a los mismos niveles que el producto fresco", detalla-- hace muy probable que en los próximos meses se declaren en suspensión de pagos más empresas pertenecientes a él.

En este sentido, considera que será decisivo cómo marchen las campañas del verano y de la próxima Navidad, en las que se concentran buenas parte de las ventas, algo sobre lo que no se muestra muy optimista. "Esto es la punta del iceberg. Muchos, por amor propio, no se están dando cuenta de la situación, y siguen tirando de ahorros y de la familia".