Un placentino en la Curia que ve morir al quinto Papa. Ese es Cipriano Calderón Polo, que ayer decía de Juan Pablo II que ha sido "el evangelizador más grande de la iglesia de nuestro tiempo". A sus 78 años, el que fuera obispo en la Curia y ahora miembro de la congregación para los obispos, ha visto desde su apartamento privado en el Vaticano cómo pasaban antes a la historia Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I.

"Pero quizá las nuevas tecnologías han hecho que la agonía de Juan Pablo II, como su pontificado, uno de los más grandes y no sólo por su larga duración, hayan tenido de por sí una gran fuerza evangelizadora porque la iglesia está ahora presente en todo el mundo y todo el mundo mira a la iglesia". El placentino transmitió la tristeza, pero también serenidad y esperanza con que el Vaticano vive su muerte. La misma entereza que mostró el Papa aunque dice que sólo los colaboradores más íntimos al Santo Padre han podido verle desde que su salud se agravó. "El viernes les pidió que le leyeran las estaciones del Vía Crucis y se acordó de los jóvenes, a los que dijo que tantas veces ha llamado y ahora venían a verle porque cómo está la plaza de San Pedro". Fruto, dijo, del carisma de un Papa abierto y viajero, que ha recogido las semillas sembradas en tantos lugares del mundo, y que no ha ocultado algo tan humano como el dolor.