El debate sobre la situación de la atención de la salud mental en Extremadura es complejo. Un reciente informe de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN) destacaba las enormes diferencias que hay entre los medios humanos y materiales de que disponen unas y otras comunidades. Según ese estudio Extremadura está en la media en la mayoría de las ratios analizadas, muy por encima del resto en camas hospitalarias de hospitalización breve y muy por debajo en infraestructuras intermedias y atención a la población infanto-juvenil.

La visión profesional

Margarita Silvestre, responsable en la región del Observatorio de salud mental y presidenta de la Asociación Extremeña de Neuropsiquiatría, explica que la comunidad lleva "muchos años de retraso, incluso unas décadas, con respecto a otras comunidades, algunas de las cuales llevan 20 años trabajando en este campo". Por eso, afirma que "estamos todavía en pañales".

Silvestre, que trabaja en la unidad de Psiquiatría del Hospital Infanta Cristina de Badajoz, asegura que todavía hay muchos aspectos de la gestión que deben mejorarse, tal y como revela el estudio de la AEN. En este sentido, afirma que los profesionales de salud mental no entienden cómo la gestión de este área se ha incluido en la Dirección General de Atención Sociosanitaria "cuando todo el proceso se enmarca en la asistencia sanitaria". A esto se suma que éste es un órgano de carácter consultivo "pero no ejecutivo, y eso puede provocar una gran desigualdad entre las diferentes áreas".

También lamenta que la comunidad, a diferencia de lo que ocurre en otras regiones, no disponga de una legislación propia y una financiación específica.

Negativo es, asimismo, que aún persistan dos unidades de agudos en los hospitales psiquiátricos de Mérida y Plasencia cuando "según la ley tendrían que estar integradas en los hospitales". Margarita Silvestre critica que no existan en la región hospitales de día, "unas estructuras intermedias entre unidades de agudos y de media estancia". Pero los problemas no acaban ahí. Los equipos de salud mental necesitan "una reestructuración y más dotación"; Sanidad debería elaborar programas específicos para patologías concretas, "especialmente para trastornos mentales graves, como hay en casi todas las regiones"; y dentro de las áreas sanitarias "no se han creado estructuras de coordinación". Pese a todo tiene claro que la mayor carencia se centra en la atención a la salud mental infanto-juvenil, "donde tenemos una de las tasas más bajas de toda España"

A la hora de hacer un balance general, Silvestre indica que la comunidad "está en la media muy baja, porque en este ámbito somos una región recién nacida". En esta línea, resalta que se ha avanzado mucho, "pero no lo suficiente".

La Administración

Desde el Servicio Extremeño de Salud, Miguel Simón, subdirector de Salud Mental, reconoce que todavía "hay que hacer un esfuerzo en los dispositivos de atención infantojuvenil". Pero el "gran reto", asevera, es solucionar la "escasez" de recursos residenciales.

Aún así, considera que debe hacerse un balance positivo porque con los avances de los últimos cuatro años "hemos pasado a estar bastante bien, sobre todo en estructuras de rehabilitación" y en camas de hospitalización breve, ratios en las que estamos "muy por encima de la media".

En la parte negativa, que al igual que en otras especialidades hay "escasez de especialistas, pero no porque no queramos contratarlos, es que no los encontramos".

Los afectados

Por último, Antonio Lozano, coordinador de Feapes (Asociación Pro Integración de Enfermos mentales), destaca que en los últimos diez años se ha avanzado mucho en la región, "pero todavía vamos más lentos que en otras zonas".

En lo que más se ha avanzado en Extremadura, según Antonio Lozano, ha sido en inserción laboral. "Esto es como una cadena, con eslabones: el primero es la atención sociosanitaria, donde se ha dado un gran avance, luego está la rehabilitación, que también ha mejorado, la integración, la formación y la inserción laboral", resume.

Más crítico se muestra al hablar de los hospitales psiquiátricos porque, añade, "la atención sanitaria debe ser para todas las personas por igual, y como no hay hospitales para gente con diabetes o que se opera de los ojos tampoco tendría que haber para enfermos mentales, tienen muchas connotaciones".