Los siniestros ocurridos el pasado verano en Extremadura dispararon todas las alarmas. En apenas tres semanas, entre el 20 de junio y el 13 de julio, 20 personas se dejaban la vida en las carreteras de la región, de las que 16 eran menores de 35 años. Cierto es que no en todos los casos el causante del siniestro fue un conductor joven, pero en la mayoría la confluencia de salidas nocturnas, carreteras secundarias en mal estado, cansancio, distracción y, en algunos casos, consumo excesivo de alcohol, estuvo detrás de la tragedia.

Rápidamente se anunciaron medidas, controles más rigurosos y ubicados en lugares de diversión juvenil, campañas de concienciación... pero todo pareció diluirse con el paso de los días, como se diluía el impacto de la tragedia.

Sin embargo, la estadística es tozuda, e indica que lo sucedido en los fatídicos 23 días de verano no fue más que un pico doloroso en una sangría continua, que se repite año tras año.

Primera causa de muerte

Decir que los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte entre los jóvenes extremeños de entre 15 y 34 años no es ninguna novedad.

Pero, para darse cuenta de la magnitud del problema, hay que analizar más en profundidad los datos. Según la última estadística del INE, referida al 2001, en Extremadura fallecieron por todas las causas 121 jóvenes ese año. De ellos, 55 fueron víctimas de accidentes de tráfico. Esta epidemia se cebó especialmente con el tramo de edad de entre 25 y 29 años, en el que fallecieron a bordo del automóvil 26 jóvenes.

Si se eleva a otro quinquenio el estudio, baja la proporción, pero no el problema: de los 40 fallecidos de entre 30 y 34 años, nueve fueron víctimas de accidentes.

Ningún apartado de esta estadística se acerca, ni de lejos, a estas cifras de muerte, ni siquiera agrupando todos los tipos de tumores, por ejemplo, que se llevaron a 21 jóvenes de entre 15 y 34 años, 43 menos que los accidentes, o el abuso de drogas, otro problema normalmente identificado con la juventud, que se cobró una vida en este tramo de edad.

Tragedia continuada

Otro dato para el análisis es que la carretera sí entiende de sexos. Así, el 80% de los jóvenes que son víctimas mortales de accidentes son varones, frente a sólo el 20% de mujeres.

Además, la carretera no sólo es la primera causa de muerte entre los jóvenes, sino que éstos parecen ser los más castigados por la tragedia del automóvil. Así, en el 2001 se produjeron en la región 152 fallecimientos en accidente, y un tercio de las víctimas tenían menos de 30 años. Ningún tramo de edad, en periodos similares, se acerca a estos datos.

No fue ese año una excepción, ya que en el 2000, de los 156 muertos en accidente de tráfico en Extremadura, 57 tenía menos de 34 años, y peor aún fue lo de 1999, cuando de 166 fallecidos en las carreteras, 78 no habían cumplido los 35 años.

Además, Extremadura no es una excepción en el panorama nacional, puesto que durante el 2001, los accidentes de tráfico se cobraron la vida de 2.330 jóvenes en toda España, es decir, casi el 25% de los fallecidos por todas las causas.