El solapamiento de efemérides en el 2003 --Año Jubilar Guadalupense, LXXV aniversario de la coronación canónica de la Virgen de Guadalupe y celebración, ayer, de su natividad-- hizo que ayer la imagen de la patrona de Extremadura portara sus mejores galas durante la eucaristía y la procesión, que recorrió el claustro y el perímetro interior de la basílica.

Una sucesión de vítores, aplausos y cánticos religiosos, así como numerosas personas descalzas y arrodilladas, acompañaron a la Virgen de Guadalupe en su recorrido procesional. La imagen portaba el manto rico de la Comunidad, "uno de los bordados más impresionantes" del monasterio, según fuentes del cenobio. Las perlas y joyas del manto --el mismo de la coronación de 1928-- fueron regaladas por Felipe II en el siglo XVI. La corona es "la joya de las joyas", labrada por el orfebre Félix Granda en 1928. Las andas, sobre las que descansaban varios ramos de llamativos nardos y rosas, fueron regaladas por la comunidad franciscana en el año 1960.