El Ministerio de Fomento ha encargado un estudio para volver a kilometrar los 6.000 kilómetros de autovías y autopistas españolas, debido a que hay vías que no miden realmente lo que indican los puntos kilométricos, sobre todo una vez que se acometen obras que varían el trazado final. Es el caso del tramo de la A-5 entre las localidades cacereñas de Almaraz y Jaraicejo, que con la construcción del túnel de Miravete se redujo en cinco kilómetros, al pasar de 39 a 34, aunque no está bien especificado.

El proyecto tiene un presupuesto de 124.722 euros y está previsto que las mediciones estén acabadas antes de que termine este mes. El trabajo lo está realizando la empresa Grupisa, que trabaja a una velocidad de 70 kilómetros por hora y recorre unos 400 kilómetros diarios en un vehículo monovolumen equipado con dos cámaras de video, un odómetro (aparato que mide distancias), dos antenas GPS y dos ordenadores de última generación.

Además, esta labor ha puesto de manifiesto duplicidades en algunas denominaciones de carreteras, entre ellas la A-5 que une Madrid con Badajoz y Portugal, y que se identifica exactamente igual que el tramo entre Molina de Segura y la C-3223 en Murcia.

Tras finalizar esta fase del estudio, se modificará la señalización vertical, se cambiarán los hitos kilométricos y se volverá a señalizar los pórticos que lo necesiten, si ha cambiado el punto kilométrico más cercano, según recoge la publicación realizada por la Dirección General de Tráfico.

Está previsto que Grupisa termine el trabajo en un plazo de dos años, tras adaptar la señalización al estudio.