En un aspecto sobre todo se diferenció el viaje de Aznar a Irak del que realizó antes Bush: el jamón no era de plástico, a diferencia del pavo con el que el presidente de EEUU se fotografió con sus soldados en Irak. En Diwaniya, el comedor de Base España --decorado con un árbol de Navidad y un Belén-- olía ayer a jamón genuino, no de cartón, y lo único que era de plástico eran los cubiertos y los vasos con los que se brindó.

En una larga mesa presidencial decorada con un mantel azul a flores, Aznar compartió un menú de jamón, ensalada, lentejas, pollo y turrón con los soldados, que recibieron calurosamente al presidente en posición de firmes tras enterarse poco antes de su llegada. Cava en cada mesa sirvió para brindar. Agua y refrescos debían de haber acompañado la comida del presidente, ya que el alcohol está prohibido en el cuartel, pero Federico Trillo, al quite, logró que de las entrañas de la cocina surgiera una botella de vino para la mesa de Aznar.

Al poco de empezar, se vio que iba a ser un almuerzo fotográfico, de los de álbum de familia para que las sufridas madres presuman de soldado junto a Aznar con las amistades. El primero en lograr la instantánea con un Aznar vestido a lo Paul Bremer si militara en el PP --botas militares marrones, jersey a conjunto, pantalones verdes y camisa a cuadros-- fue el soldado Sánchez. Trillo disparó la cámara. Tras escuchar los parlamentos, los militares pugnaron por emular al afortunado Sánchez, aunque el premio se lo llevó una guapa soldado de rubia melena que casi sin proponérselo logró el pleno: instantáneas con Trillo y Aznar.

Para ser justos, hubo otra honrosa diferencia con el viaje de Bush: los disciplinados soldados no vitorearon a Aznar como si fuera un personaje de Crónicas Marcianas . Los pocos que quedan en Diwaniya de la Brigada Plus Ultra I agradecieron con un ahogado grito de júbilo un elogio a su trabajo y el primer viva, a España, salió más dubitativo de lo que cabía esperar. El segundo, al Rey, ya fue como mandan los cánones.

¿Y los soldados? Exultantes. "Es un detalle que haya venido a vernos", comentó Juan Piñero. Aznar recorrió algunas mesas, interesándose por el trabajo de la tropa. "¿De dónde venís?", preguntó en una de ellas. "De Extremadura", comentó una soldado, refiriéndose a su base en España. "Se te nota por el acento", dijo Aznar, a lo que la chica se ruborizó y musitó: "Yo soy de Córdoba".