Ignacio Aracama y sus compañeros decidieron dar muerte a los guardias civiles que sabían que iban a dar protección y ordenar el tráfico con motivo de una carrera ciclista infantil que iba a tener lugar en Salvatierra (...) Aracama se encuentra a bordo de un automóvil que habían sustraido a punta de pistola". Era el 4 de Octubre de 1980. El comando Araba cumplió con su objetivo y acabó con la vida de tres guardias civiles.

Para la acusación particular, este argumento justifica la implicación de Ignacio Aracama Mendía, alias Makario , (Ibarguren-Guipuzcoa, 1951) en el juicio que el próximo miércoles se abre en la Audiencia Nacional.

Makario fue miembro de los comandos Madrid y Araba de ETA. En su ficha, el Ministerio del Interior le atribuye 18 asesinatos, así como la dirección del secuestro del financiero Diego Prado y Colón de Carvajal en 1983. Dos años antes, en 1981, se instaló supuestamente en Madrid junto a Belén González Peñalva, Urrusolo Sistiaga y Juan María Tapia Irujo, formando parte del comando etarra en la capital de España hasta el año 1987.

INTERLOCUTOR EN ARGEL

Tras escapar del asedio policial en Madrid, huyó a Francia oculto en el zulo de un camión. Allí fue detenido y trasladado a Argel, donde estuvo junto a otros etarras, entre ellos Domingo Iturbe Abasolo, uno de los cabecillas de la banda etarra. Tras el fracaso en las negociaciones con el Gobierno español, Aracama fue deportado a la República Dominicana, donde el Ejecutivo le consideró refugiado político y posibilitó que no fuera entregado a España a pesar de las peticiones de extradición de la Audiencia Nacional en 1989.

Con la llegada del PP al poder en 1996 hubo un giro en las relaciones con los mandatarios dominicanos y con su nuevo presidente, Leonel Fernández. En 1997 fue expulsado y entregado a España, donde en los últimos años había sido requerido también por los atentados contra el comandante Jesús Velasco y el empleado de banca Ricardo Tejero, así como el atentado contra la sede de Telefónica en Madrid.

UNA NUEVA AVENTURA

Su regreso posibilitó la aventura iniciada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, reclamando justicia por los numerosos asesinatos en los que se vio implicado. Desde su llegada a España ha tenido que hacer frente a numerosas penas. La primera, 30 años por matar al inspector de policía Antonio Recio en 1979. De nada sirvieron sus muestras de arrepentimiento y la oferta de paz durante el juicio. Aún resuenan aquellas palabras que nadie creyó. "ETA está dispuesta a tender la mano" para conseguir "una solución real para todos".

Luego vinieron más. Veintiséis años por el asesinato del director del Banco Central Ricardo Tejero; 72 por el atentado contra la base militar de Araca; 33 años de cárcel por matar al comandante Jesús Velasco; 30 por acabar con la vida de Eugenio Lázaro, jefe de la Policía Municipal de Vitoria, y 25 años por el secuestro del financiero Colón de Carvajal.

Junto a Makario, el próximo miércoles, estará en el banquillo de los acusados Ismael Arrieta, quien colaboró con el aparato de ETA militar filtrando información del atentado en el que perdieron la vida tres guardias civiles, entre ellos Avelino Palma. Para Ignacio Aracama, el proceso por el guardia civil extremeño es una mueca más en un largo historial manchado de sangre. Para muchos, un primer paso para acabar con más de 20 años de silencios.