Más de 3.600 trabajadores extranjeros desarrollarán este verano faenas agrícolas en el campo extremeño, de acuerdo con los datos de inscritos en el Régimen Agrario de la Seguridad Social hasta fin de junio pasado. Este registro incluye a los trabajadores que de manera habitual y como medio fundamental de vida desempeñan labores agrarias y es la fuente que más se puede acercar a esta realidad. Sin embargo, como explica Juan Ogayar, secretario regional de la Federación Agroalimentaria de UGT, muchos de ellos, aunque estén inscritos en el régimen agrario, luego "trabajan en lo que pueden".

En el lado contrario, habría que sumar a la cifra de dados de alta en la Seguridad Social los temporeros que trabajan en el campo sin estar regularizados o, simplemente, sin contrato. La responsable de inmigración de la organización agraria UPA-UCE, Catalina García, no cree que sea un número muy elevado, ya que "es mucho lo que se juegan los empresarios", asegura. Ogayar coincide en que aunque "puede ser que haya algo, ahora no se ve mucho movimiento en esta dirección. Son periodos de cosecha largos y no se necesita mano de obra urgente", aclara. En cualquier caso, este responsable sindical puntualiza que es el mes de septiembre, cuando coincide el final de la vendimia con el inicio de la campaña de aceituna de verdeo, el más propicio para que se produzcan estas situaciones, si bien señala que "es difícil verlos", pues en cuanto perciben algún tipo de control "se desplazan".

LOS CULTIVOS En la provincia de Cáceres, son los cultivos del tabaco y la cereza los que concentran más trabajadores extranjeros, mientras que en la de Badajoz la demanda de mano de obra comienza en marzo con el espárrago, para seguir luego con la fruta, la vendimia y la aceituna. A juicio de Juan Oyagar, el campo extremeño no necesita más mano de obra siempre que a las cosechas se les "dé el ciclo que necesitan" y pone como ejemplo de ello que ningún empresario ha solicitado este año a la Delegación del Gobierno que le gestione la contratación de trabajadores extranjeros en sus países de origen.

Precisamente, cuando se le pregunta por las condiciones en las que viven estos trabajadores durante su estancia en España, Ogayar recuerda que hace tres años se desplazó hasta Almendralejo un grupo de 50 ciudadanos polacos para trabajar

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