El virus del papiloma humano es de transmisión sexual, de forma que tanto mujeres como hombres pueden contagiarse y transmitirlo sin darse cuenta. La infección máxima es de dos años, aunque en la mayoría de los casos el paciente resuelve la infección mediante su propio sistema inmunológico sin causar daños graves en la salud.

El 50% de las personas que mantienen experiencias sexuales tendrán el virus del papiloma humano en algún momento de sus vidas, y las probabilidades aumentan cuando las relaciones se mantienen a edades tempranas y cuando se tienen con varias parejas.

Hay varios tipos de VPH y no todos causan problemas a la salud. Algunos de ellos pueden provocar verrugas en los genitales. Los más peligrosos son los tipos 16 y 18, que son los que combate la vacuna que se administrará a las niñas extremeñas, porque son causantes del 70% de los casos de cáncer de cérvix.

Para evitarlo, no obstante, todas las mujeres deben realizarse regularmente una citología en busca de cambios celulares en la mucosa del cuello uterino causados por el VPH. Si esto detecta de forma precoz y la enfemedad se trata con anticipación, es raro que cause la muerte de la paciente.

La vacuna, que tienen una efectividad de entre el 95% y el 100% no es peligrosa para la paciente, ya que no se puede contagiar del VPH al no contenerla. Sus efectos secundarios son leves, similares a los cualquier otra vacuna.

El virus del papiloma humano, que es desconocido para una gran parte de la población no es nuevo, lo que ocurre es que en muchos de los infectados nunca llegan a aparecer síntomas.