Un año más la cofradía de los Ramos no defraudó. Desde las siete y media de la tarde decenas de cacereños se agolpaban en la plaza de San Juan y alrededores para ver la salida del Cristo de la Buena Muerte y de María Santísima de la Esperanza, una de las procesiones más multitudinarias de la Semana Santa cacereña.

Por la mañana los cofrades ultimaban los preparativos, pero esta vez sin mirar al cielo y con ganas de realizar el recorrido al completo, después de que el año pasado la lluvia les obligara a recortarlo pasando solo por Pintores, plaza Mayor y Gran Vía.

Puntual, al filo de las 20.30 horas, partía del templo de San Juan el Cristo de la Buena Muerte, una talla del siglo XVII decorado con claveles rojos y flores en tonos malvas acompañado por la banda de cornetas y tambores Santísimo Cristo del Humilladero. Tras él María Santísima de la Esperanza, una imagen tallada en 1949 por el escultor José García Bravo y decorada ayer con alelíes blancos y rosas. Emprendió su camino al compás de la música de la Banda de la Diputación. Le precedían las mujeres vestidas de mantilla y de riguroso negro.

EN SAN ANTON Como es tradición, uno de los lugares que más público concentró fue la cuesta de San Antón para observar la entrada de las imágenes por la calle Parras en dirección a Obispo Galarza.

A las diez de la noche dio el paso la cofradía del Humilladero desde el templo del Buen Pastor, en la barriada del Espíritu Santo. El Santísimo Cristo de la Preciosa Sangre, esculpido en 1970 por la casa de imaginería religiosa Serquella, salió adornado con claveles rojos, gerbera granate, statis morado y palmitas verdes.

EL SILENCIO Se trata de una procesión en la que predomina el recogimiento y el silencio. El cortejo va acompañado únicamente por un timbal destemplado y una campanilla que anuncia el comienzo y el final del desfile. Recorrió, como siempre, el barrio de Llopis Ivorra y del Espíritu Santo mientras los hermanos y los fieles rezaban el viacrucis.

Al cierre de esta edición el muñidor, el mayordomo y dos de los hermanos del Cristo Negro se preparaban para su llamada a la puerta de Santa María (este año han recuperado su salida desde la concatedral, ya que los dos anteriores lo han hecho desde la Preciosa Sangre), que supone el inicio de la silenciosa procesión del Cristo Negro.

TRES GOLPES EN SANTA MARIA Estaba previsto que al inicio de la medianoche el mayordomo, Alonso Corrales, diera los tres golpes en la puerta de Santa María para pronunciar después las siguientes palabras: "Que salga la hermandad del Cristo Negro, Dios lo quiere así".

El Cristo, una talla anónima de madera esculpida a mediados del siglo XIV, salió a hombros de los hermanos, vestidos con túnica negra de monjes benedictinos y con la cara tapada, acompañado del sonido de una esquila y de un timbal destemplado. Ayer, además de los 59 hermanos que participan en el desfile con antorchas, se unirían al cortejo fúnebre la junta directiva de la cofradía Jesús Cautivo de la ciudad de Málaga.

Estaba previsto que la procesión, que recorre la zona de intramuros, fuera cubierta por varios periodistas y fotógrafos de la revista National Geographic , así como por fotógrafos de México que trabajan para Hispanoamérica y EE.UU. y otros de Tenerife.