Ocho de cada 10 fumadores extremeños habituales quieren dejar el tabaco, pero apenas un 5% de los que intentan cortar con esta adicción sin pedir ayuda tienen éxito, aseguran los expertos. A medida que se acerca el 1 de enero del 2006, día de la entrada en vigor de la nueva ley española antitabaco, crece la demanda de consejos o tratamiento para dejar de fumar, dicen los terapeutas, que auguran una avalancha de peticiones cuando ya no sea posible consumir cigarrillos en el trabajo.

Los médicos de familia se están iniciando en técnicas que aumentan su poder de motivación y convicción frente a esta droga socializada y promocionada --que en Extremadura provoca de forma directa o indirecta unas 1.800 muertes anuales--, aunque admiten que su acción apenas incide en la población que, de forma mayoritaria, está empezando a fumar: los adolescentes de 13 a 16 años, ya que, según las estadísticas, en España casi nadie empieza a consumir tabaco pasados los 18 años.

Hacia los 30, empiezan los intentos de dejar el tabaco y las recaídas. Entre el segundo y el tercer tratamiento desintoxicador se produce la mayoría de éxitos, explican los responsables de los programas de tabaquismo, quienes insisten en que los fumadores que pasan de los 50 años sin haber podido cortar con el tabaco son los que tienen más riesgo de sufrir problemas médicos.

LAS CIFRAS En Extremadura hay más de 170.000 personas que han conseguido dejar de fumar, según recogen los informes de la sanidad regional. Pero, además, hay cerca de 35.000 extremeños, de los más de 400.000 fumadores que existen en la comunidad, que estarían dispuestos a intentar dejar su vicio de forma inmediata.

La mayoría no disfruta encendiendo un cigarro, aseguran los médicos, que inciden en que son las sustancias químicas las que dominan al cuerpo, e insisten en que cualquier fumador reconoce que no fuma por placer, sino por evitar la abstinencia.

En otros casos, el motivo de la recaída en el consumo se encuentra en los dos o tres kilos de aumento de peso que se pueden experimentar en el inicio de la abstinencia. Los médicos discrepan sobre si ese fenómeno es fisiológicamente inevitable, pero coinciden en la influencia de los caramelos y pipas que con frecuencia sustituyen al cigarrillo.

Hay varios factores que explican el aumento de peso, según los médicos: el fumador tiene quemados los sentidos del gusto y el olfato, pero los recupera al dejar el tabaco, y, además, la nicotina acelera el metabolismo de los alimentos, lo que causa que tengan un peso inferior al que corresponde a su edad y sexo.