La ONU exigió ayer a Irak que destruya cientos de motores que importó ilegalmente para la fabricación de misiles tierra-aire, una parte de los cuales manipuló para fabricar cohetes tierra-tierra.

La demanda figura en el último informe del jefe de los inspectores de armas de Naciones Unidas, Hans Blix, y el inicio de su aplicación supone la última vuelta de tuerca para mermar el poder militar del régimen de Sadam Husein.

El director general del ministerio iraquí de Información, Uday Al-Tai, señaló que las autoridades de Bagdad estudian la exigencia, que no reveló si cuenta con plazo fijo de cumplimiento.

Según el portavoz de los inspectores de la ONU, Hiro Ueki, Irak compró de forma clandestina 380 de esos motores, en principio para corregirlos localmente y utilizarlos en la construcción de los Al-Samud II, cuyo alcance supera los 150 kilómetros permitidos.

El plan de destrucción de ese tipo de cohetes prevé no obstante el desmantelamiento solo de 120 unidades, por lo que se desconoce si el resto de los motores fueron usados para fabricar otros misiles tierra-tierra o tierra-aire.

Además de los Al-Samud II, el ejército iraquí dispone de misiles tierra-tierra Al-Sumud I y Al-Fatah, cuyo alcance no supera el centenar de kilómetros, mientras que sus principales cohetes son modelos Volga y Sam.

TRES DIAS DESPUES

La nueva orden de desmantelamiento se produjo tres días después del comienzo de la destrucción de los Al-Samud II, que prosigue en el campamento militar de Al-Taji, al norte de Bagdad.

Según las autoridades iraquíes, dieciséis de esos misiles ya habían sido destruidos el martes, cuando se procedía al desguace de tres más, en todos los casos bajo supervisión de los inspectores de la ONU.

La destrucción se realiza sin la presencia de la prensa, que hoy sin embargo pudo contemplar en Bagdad las primeras fotografías del proceso. De siete metros de largo y un diámetro de 740 milímetros, los misiles fueron trasladados para su desmantelamiento en carretillas con ruedas.